Te rompes con la misma rapidez que te haces esperanzas, a la velocidad de la luz, en un pestañeo, en un instante. En un instante todo cambia.
April
Me observé en el espejo, pasé el dedo por debajo de mi ojo para quitar el resto de maquillaje. Dudé en si ponerme pintalabios, pero al final me decanté con un brillo.
Vestía una falda alta de cuadros negra y blanca. Un top negro de manga larga que tapaba mi vientre y solo dejaba entrever un trozo de piel. Unas medias semitransparentes del mismo color que el top. Mis Converse de color negras en las que una vez pinté unas margaritas por puro aburrimiento, y desde entonces se volvieron las de la suerte. No iba a ningún lado nuevo sin ellas. Recogí mi pelo en un moño, aunque algunos mechones caían por mi frente, la verdad es que me costó muchísimo elegirlo todo. Al mirarme al espejo me sentía extraña, quizás la ropa era demasiado apretada, quizás debía de volver a mis pantalones anchos y mi sudadera holgada.
Miré la hora en el móvil y cogí rápidamente una pequeña mochila para guardar mis cosas. Me aseguré de tenerlo todo y salí de la habitación casi disparada. Estaba nerviosa, aunque no tanto como creí que iba a estar. Al empujar la puerta de la residencia me percaté de que aún no estaba, el aire era frío y había muchas nubes que amenazaban con llover. Quizás tan solo se retrasaría unos minutos, miré los mensajes por si me había dicho algo y no le envíe nada por si se encontraba conduciendo. En ese momento solo pude pensar que me había dejado plantada, habían pasado seis minutos y el reloj seguía sumando. Por fin, después de trece minutos lo vi aparecer con un escarabajo de dos puertas de color negro. Me acerqué lentamente para comprobar que era él, ni siquiera se había bajado del coche, por eso deduje que quería que yo subiera.
«¿Qué hubiera pasado en los libros? ¿Te abriría la puerta? ¿Pediría mil disculpas por llegar tarde?».
Abrí la puerta y me senté con una sonrisa.
—Cierra despacio —dijo mirándome de arriba abajo.
Me senté y cerré despacio, muy despacio.
—Hola.
—Hola —dijo él.
Iba vestido con unos pantalones vaqueros de color gris, una camiseta lisa blanca y unas deportivas que no pude ver en la oscuridad.
—¿Preparada? He visto la cartelera y hay bastantes películas buenas.
Me puse el cinturón mientras salíamos de allí.
—Yo no la he mirado, pero confío en tu criterio.
Lo sabía por Archie.
Fuimos en silencio, mi mayor terror se había hecho realidad, no supe qué temas sacar porque no parecía querer hablar de nada. Suspiraba cada dos por tres y cambiaba la emisora sin siquiera mirar la radio.
—¿Qué tal con tus amigos?
—Bien, la verdad es que bien.
Apreté mis labios y asentí. Creí que mi pregunta sería suficiente para sacar una conversación, pero no fue así. Se me ocurrían muchos temas, quizás podía preguntarle por su signo, aunque simplemente por echar unas risas.
—¿Qué estudiabas?
—Filología inglesa.
—Oh, suena bien.
—No te creas.
«¿¡Pero qué demonios!?».
—¿No te convence?

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Por medio de palabras
Teen FictionCrecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de palabras que no todo el mundo sabe leer. April Siempre escuché eso de que no había que juzgar un lib...