April
A veces la caída parece no tener final.
No sabía qué ponerme de todo mi armario, necesitaba algo cómodo y a la vez que me quedase bien. Por eso me decanté por un jersey largo de color gris a rayas y unas medias negras. Todo junto a mis Converse blancas.
—¿Ya se ha ido? —Lili me observó mientras me peinaba.
—Sí, esta mañana bien temprano.
—¿Y no te ha dicho nada respecto a tu revisión?
Apreté mis labios y negué con la cabeza.
—No se acordaba y sabía que quería ir a ver a sus padres, por eso no le he dicho nada.
Quizás no había sido lo más correcto, pero tampoco quería aferrarlo a mí de aquella manera. Además, tan solo iba a ser una visita, la revisión y punto. Seguramente me informarían de que había subido de peso y que podría tener una vida normal con pequeñas precauciones, quizás incluso la tortura ya habría terminado.
—¿Seguro que no quieres que te acompañe?
—Qué va, no tardaré nada, de verdad.
—¿Segura?
La miré a través del espejo con una sonrisa.
—Que sí, Lili, además, creo que tenías planes con Harry.
—Pero puedo cancelarlos, tú eres más importante.
—¿Qué clase de amiga sería si me interpusiera en tu relación?
Porque yo lo veía así, llegaba un momento en el que las amistades se volverían un poco distantes, ya que la otra persona necesitaría su espacio para conocer a alguien. ¿Qué clase de persona sería si la retenía? Mi intención era que fuera feliz y que encontrase a esa persona que tanto quería, ahora que podía ser así, yo no podía entrometerme, debía echarme a un lado para dejarles avanzar, aunque eso no significaba quedarme atrás.
—Eres una muy buena amiga.
—No vas a encontrar otra mejor.
Me abrazó por detrás y besó mi mejilla.
—Ya verás como todo saldrá bien, estoy segura de que te dirán «vete que no queremos verte más».
No podía negar que estuviera nerviosa, la verdad es que me temblaban hasta las piernas tan solo de pensarlo. Nos despedimos en las puertas de la residencia, yo debía de coger el autobús para llegar al ambulatorio, tenía cita a las doce y media. Intenté mantener la calma todo el trayecto, me puse mis auriculares y escuché un poco de música para relajarme. Aunque nada más llegar a mi parada, noté mi corazón acelerándose cada vez más y más. Estaba a punto de atravesar las puertas, debía buscar la planta y la puerta. El médico era nuevo al igual que el lugar, por eso estaba algo desorientada. Aunque era pequeñito y no tardé en dar con la consulta. Se llamaba Bryce Ward, lo supe por el cartel en la puerta, ni siquiera me acordaba de su nombre, solo del número de la puerta. Me senté en los asientos y esperé a que me tocase.
Por suerte estaba relajándome, ya no me sentía tan presionada y agobiada.
Entonces la puerta se abrió, un hombre bastante mayor que me recordaba mucho a mi padre miraba una lista de su mano.
—¿April Hansen Lowe?
—Sí.
—Pasa por favor.
Entré en aquella consulta blanquecina, todo olía extraño como una mezcla de productos químicos, palitos de madera y camilla de plástico. La verdad es que no lo echaba para nada de menos.
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Por medio de palabras
Fiksi RemajaCrecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de palabras que no todo el mundo sabe leer. April Siempre escuché eso de que no había que juzgar un lib...