April
Aprender no es igual a dolor, se puede saber sin llegar a sufrir.
En cuanto sonó el despertador me levanté de la cama para hacer la maleta, porque pese a haber hablado las cosas con mi madre, ambas necesitábamos un tiempo. Sobre todo yo, que por eso me fui a tantos kilómetros de casa y creo que gracias a ello encontré la valentía suficiente para poder dejarle claras las cosas. La anterior April estaría completamente asombrada, y esta se sentía bien consigo misma, porque se había dado cuenta de que el problema no era ella, que el problema no era de nadie y que los días malos siempre pasaban.
Metí también el vestido que tanto me gustaba, sabía que lo usaría tarde o temprano. Después bajé las maletas al piso de abajo donde mi hermano ya estaba desayunando con Olivia y el pequeño Cosmo.
—¿Ya estás despierta enana?
—Sí.
—Menos mal, ¿has podido dormir?
—¿Tú no?
—¿No escuchabas a mamá?
Negué con la cabeza y la vi entrar con un plato de tortitas.
—Es que Dalia y yo teníamos muchas cosas que contarnos.
—Parecíais gallinas. —Rio Aster—. Aunque me alegro, me alegro.
—Lo siento, Aster, no creía que me fuerais a escuchar.
Sonreí, me senté a lado de Olivia y me rellené la taza con café y leche. Por supuesto que iba a extrañar mi casa, había pasado malos momentos y también los mejores. Aunque no dudaba de que en cuanto quisiera darme cuenta no me acordaría ni de la mitad de los primeros.
—Puedes dejarme en la estación —dije mirando a Aster—. Llegaré más rápido en tren.
—Puedo llevarte.
—De verdad, déjame coger el tren, ¿para qué te vas a hacer ese camino?
Asintió, se pasó la mano por el pelo y miró a Olivia.
—He estado pensando una cosa y lo he consultado con mamá.
Miré a mi madre que se limpiaba las manos con el trapo.
—¿Qué pasa?
—Sé que la casa de la abuela es tu sueño.
—Bueno, es una casa preciosa.
—Sí, pero... ¿No te gustaría irte allí a vivir cuando terminases la universidad? Sé que aún queda mucho, pero si la quieres, es toda tuya.
Abrí los ojos de par en par sin creerme eso, ¿de verdad estaba sucediendo?
—Yo... Pero es de los dos.
—Lo es hasta que termines los estudios y encuentres un trabajo, ¿qué te parece? Luego será toda tuya y podrás irte allí a vivir si es lo que deseas.
Por supuesto que era lo que quería, siempre soñé con vivir en una casa así, aunque no en esa concretamente.
—¿Estás seguro? Quizás...
—Enana, esa casa es más tuya que mía y lo sabes. La abuela hubiera querido esto.
No podía negarlo, la verdad es que me hacía mucha ilusión, por eso me levanté y le abracé con fuerza. Sabía que aún me quedaban unos años para que fuera completamente mía, pero la tenía ahí, justo donde quería. Seguidamente abracé a mi madre y a Olivia, porque sabía que ella también había tenido que ver.

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Por medio de palabras
Dla nastolatkówCrecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de palabras que no todo el mundo sabe leer. April Siempre escuché eso de que no había que juzgar un lib...