Todo el mundo merece a alguien que sea real, que esté presente, que te haga temblar, bailar e incluso llorar.
April
No dudé ni un solo segundo en aceptar la propuesta de Dalia para irnos de compras, era algo que hacíamos mucho antes de que se marchase. Además, pasaba tiempo con ella después de tantos años.
No le contesté a Rain porque prefería hablarlo en persona, pero no sabía que me cruzaría con sus padres, la verdad es que no me esperaba ni que estuviera en la cafetería. Al verlos por poco no los reconozco, habían cambiado tanto, su pelo tenía canas, unas arrugas en su rostro, aunque la misma sonrisa de siempre. Algo que no pude pasar por alto, de repente volvía a ser esa niña que no quería volver a casa porque me sentía muy segura con ellos, porque su padre me columpiaba mucho más alto que el mío, porque su madre me recogía el pelo como me gustaba y me abrazaba haciéndome cosquillas.
Nos fuimos al centro comercial ella y yo a solas. Pasamos por un par de tiendas de ropa para cotillear mientras hablábamos un poco de la universidad.
—Siempre fuiste una niña muy lista, tus objetivos fueron los mismos.
—Por poco no lo consigo. —Agaché la cabeza avergonzada.
Porque fueron años muy duros, lo único que nunca dejé de lado fueron los estudios, era lo único que me mantenía estable. La idea en mi mente de tener un futuro estaba clara, yo nunca quise matarme, nunca quise causarme tal daño. En mi mente siempre estuvo un futuro lleno de logros.
Señaló unos bancos para que nos sentáramos y señaló mis zapatillas.
—¿Sigues teniéndolas?
Asentí y sonreí.
—Ojalá fueran las mismas. —Miré mis Converse y después a ella—. Intenté replicarlas... Aunque creo que a ti te salían mejor las margaritas.
—Fueron los zapatos que te compré el verano antes de que comenzases tu primer año en el instituto.
—Se convirtieron en mis favoritos, no soy capaz de usar otros. Y todo por tu culpa.
Ambas sonreímos, pasó su brazo alrededor mío y me acercó para achucharme.
—No sabes cuánto te he echado de menos. —Su mano pasó por mi mejilla—. La verdad es que pensaba que no te reconocería si te volviera a ver, pero esa sonrisa de pícara es imposible no recordarla.
Eso provocó que me enrojeciera.
Me habló sobre Casey, la verdad es que por aquel brillo en sus ojos era imposible negar que se encontraba completamente enamorada, estaba feliz y eso me gustaba mucho. Seguimos andando, me daba igual pasar todo aquel sábado con ella, la verdad es que extrañaba algo así. Nos sentamos dentro de una cafetería, puso sus manos por encima de la mesa y sonrió.
—Sé que tuviste unos años complicados, pollito, lo sé.
Aquello... Aquello aceleró mi corazón, pero a la vez su mano cogió la mía y me transmitió mucha calidez.
—Yo... Sé que decepcione a...
Negó una y otra vez con la cabeza.
—Jamás podrías decepcionar a nadie que te quiere. Jamás. No creas que yo lo estoy, todo lo contrario. —Sus manos no soltaron las mías—. Sé que a veces hacemos o pensábamos en cosas que no debemos, pero eso jamás cambiará quien realmente somos. Y yo siempre he creído que eras una chica capaz de todo. Durante todos estos años lo he sabido.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Cómo...? —Por un momento pensé en que se lo había contado Rain.

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Por medio de palabras
Roman pour AdolescentsCrecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de palabras que no todo el mundo sabe leer. April Siempre escuché eso de que no había que juzgar un lib...