38. De promesas y oportunidades

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Último capítulo

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Dedicado a todas quienes siguieron animandome en esta 2da parte. Sé que no es fácil estar siguiendo una historia en actualización, pero me esfuerzo por actualizar seguido y es gracias a ustedes (y más) quienes motivan a que llegue hasta el final.

En especial a MissSunflower1231000 SelvaReyes Unmei_Sasanami IoannisMalaver y lucii_18_ que me fueron dejando comentarios en varios capitulos. Las adoro. 

Y más especialmente aún a Cracypopsy a quien dedico este cápitulo con música y todo. Gracias por todo tu apoyo dentro y fuera de Wattpad. ❤️

Y a mi querida NadynneArayaselti siempre serás la primera, aunque demores en llegar a esta parte 🤣🫶

¡Gracias totales!

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Geb

El viento acariciaba mi rostro mientras los rayos del sol calentaban mis mejillas. El chillido de las gaviotas revoloteando en algún lugar cercano llegaba a mis oídos, mezclándose con el sonido de las olas que rompían cerca de las rocas mientras el mar bañaba mis pies desnudos.

Ya había estado aquí antes, en otra vida, una pasajera y algo difusa, pero en mi memoria la viví como si todo hubiese sido real. Alana llegaría en unos minutos, me abrazaría por la espalda y susurraría en mi oído...

—Buenos días...

Giré mi rostro y recibí el beso de unos labios que conocía a la perfección. Un par de ojos castaños me observaban fijamente desde muy cerca. Me sonreían, un brillo de felicidad flotaba impalpable entre nosotros.

—Buenos días.

Alana se sentó a mi lado, apoyando la cabeza en mi hombro, viendo como el sol aparecía en el horizonte.

—Me agrada que hayas empezado a practicar surf.

—¿Por qué vivimos en la playa?

—Porque luces estupendo.

Reí en una carcajada, recorriendo su espalda desnuda con mis manos.

Su piel se sentía muy cálida, y mi tacto registraba la sensación de una forma anormal, demasiado intensa para ser real. Enredé los dedos en su cabello y me deleité con el sonido de placer que hizo al suspirar.

—No me convencía al principio alejarme de todo, pero creo que al final fue una buena decisión —murmuró, sin despegar la vista del rayo de luz que empezaba a ascender en el mar—. Al fin tenemos algo de paz.

—Al fin la tenemos —coincidí, apoyando mi cabeza en la suya—. Aunque ha pasado mucho para llegar hasta aquí.

—Demasiado —añadió—. Pero ya no hay nada que pueda alejarme de ti, a menos que tú quieras.

—Jamás. —Me olvido del amanecer, y la observo a ella. El sol siempre saldrá por el horizonte cada mañana, en cambio, la forma que tiene Alana de mirarme es irrepetible. Nunca es igual, y por ende, siempre es la primera y última vez—. Te hice una promesa y la cumpliré de la forma que sea. Siempre te encontraré Alana, en otro cuerpo o en otra vida, siempre seré tuyo.

[#2] El deseo de un recuerdo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora