Jayden
—¿Eres consciente de lo que acabas de hacer?
Asmodeo se detuvo a mi lado, mientras observaba a Alana y Geb reencontrarse fuera de la biblioteca a través del portal. Puse una mano sobre este absorbiéndolo dentro de una esfera mágica, sellando así nuevamente la salida de cualquier Djinn hacia el plano terrenal.
—Sí, sé lo que acabo de hacer —respondí antes de girarme y caminar hacia la salida. Sus pasos resonaron en el salón vacío mientras me seguía.
—No te entiendo. Deseaste ocupar su lugar para quedarte con ella y la magia te dejó atrapado en este sitio. ¿No te molesta?
—No... Esto era justo lo que esperaba.
—¿Qué?
—Mis padres murieron, mi mejor amigo será más feliz con alguien sin tenerme cerca y Alana y Geb tendrán su segunda oportunidad.
—¿Te sacrificaste por amor?
—¿Por amor? —cuestioné, cerrando la puerta al salir al pasillo. Todo estaba tal como había quedado antes, incluido Sidi, que yacía en el piso unos metros más allá—. Solo vi mi oportunidad y la tomé.
La mirada de Asmodeo pesaba sobre mí, pero no iba a ceder a sus juegos. No esta vez.
—Si esperas meterte en mi cabeza otra vez, no funcionará Asmodeo. Ya no tienes ese poder sobre mí.
—Nunca intenté meterme en tu cabeza —murmuró, en voz baja—. Solo intentaba cumplir tus deseos, y ahora me cuesta un poco más entenderte.
—Asmodeo... No había nada para mí en el plano terrenal. Aquí mi magia es estable y se fortalece. Si mi lugar era quedarme aquí, que mejor que quedarme siendo el Rey de los Djinn.
El Genio abrió y cerró la boca varias veces sin emitir sonido. Sus ojos estaban fijos en la parte alta de mi cabeza. En el reflejo de sus ojos verde claro, pude ver como mi magia formaba una pequeña corona de magia azul.
Asmodeo apoyó una rodilla en el piso y agachó su cabeza mirando al suelo.
—Estoy a tus órdenes.
—Siempre lo has estado —murmuré.
Seguí caminando, ignorándolo. Necesitaba llegar hasta Sidi y comprobar su estado. Era el nuevo Rey porque así habíamos manipulado al destino para que ocurriera, pero desconocía el alcance de mi magia ahora y si Sidi sería un amigo o enemigo en este lugar.
—Jayden —murmuró el Genio, llegando hasta mi lado—. Siempre estuve al servicio del Rey y no dejaré de estarlo... pero tal vez puedas considerar...
—¿Liberarte? —cuestioné, justo cuando llegamos hasta Sidi. Asmodeo asintió en silencio—. No confío en ti. Tendrás que ganártelo.
—¿Qué...?
—¡Levántate! —exigí a Sidi, moviéndolo de una patada. Este se quejó en un sonoro gimoteo mientras se movía.
—Tú... —murmuró al abrir los ojos—. Un Nisjinn derrotará a Iblís... Solo el Rey puede detener el apocalipsis.
—¿Qué está diciendo?
—Susurros de los Dioses —respondió Asmodeo a mi lado.
—Tu destino siempre fue derrotar a Iblís, para eso naciste, y no fue hasta que sus destinos se cruzaron que pudiste cumplirlo —explicó Sidi, negando con la cabeza—. Mis acciones solo lograron que ese destino ocurriera tal como tenía que ocurrir.
—¿Si no hubieses intervenido...?
—Quizás el destino hubiese sido otro.
Suspiré y tendí una mano hacia él. Se puso de pie observando la magia sobre mi cabeza.
—¿Vas a seguir dando problemas? —pregunté. Sus ojos se clavaron en los míos.
—Los Dioses no me hablan, y los límites de la magia se restringen al perder la corona. Ahora tú eres quien manda aquí.
—Muy bien.
Seguí caminando por el pasillo de esa fortaleza hecha de magia. Ambos Djinn murmuraban tras de mí, temerosos de acercarse o dirigirme la palabra. Podía sentirlos, el vínculo que empezaba a formarse con ellos y con los otros muchos Djinn que estaban en este plano, viviendo sus vidas sin saber qué había ocurrido.
«Solo el Rey puede detener el apocalipsis»
¿Pero quién de nosotros fue?... nunca lo sabremos.
Tal vez fue Geb con su deseo o yo al intercambiar nuestros destinos y enviarlos hacia el portal, pero finalmente cada quien había encontrado su lugar en el mundo, ya sea el terrenal o el mágico.
Había nacido para ser un héroe, me habían criado para ser venerado por los demás, y aunque las cosas se torcieron en el camino, al fin todo empezaba a alinearse.
O tal vez... el futuro incierto seguía esperando en algún momento del destino.
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[#2] El deseo de un recuerdo©
Teen FictionEl cerebro es el órgano más complejo del ser humano. Es poderoso, pero frágil. Depende de elementos que lo ayuden a desencadenar la sinapsis que necesita para traer las memorias a nuestra mente. Música, lugares, aromas... Sentimientos. Parece difí...