36.

374 28 36
                                    

Hongjoong comienza a removerse con suavidad entre las sábanas gracias al timbre de un celular que logra escuchar aún algo dormido. Con todas las fuerzas que reúne, se sienta sobre el colchón adormilado identificando el sonido, notando así enseguida que proviene del móvil de Mingi quién se encuentra a su lado profundamente en los brazos de morfeo sin intenciones de despertar.

—Min— murmura el mayor tratando de despertarlo, pero el menor solo hace caso omiso —amor...— dice más fuerte sacudiendolo a la vez.

Song reacciona poco a poco mirándolo directamente al abrir sus ojos. Lo primero que hace después de esta acción es estirar ambos brazos para atraer al contrario a su cuerpo, acariciando sus narices mientras le sonríe con amor mientras pasa la yema de los dedos por la piel aún desnuda de su novio.

—Buenos días, cariño— susurra con la voz algo grave entrelazando sus manos.

—Buenos días, MinMin— imita su acción igual de cariñoso pegándose más —tu celular estuvo sonando mucho, deberías revisar, quizás es algo importante

Sin muchas ganas, el menor se estira mínimamente hasta alcanzar el aparato revisando el historial de llamadas soltando un suspiro que claramente Kim pudo notar.

—Tengo quince llamadas perdidas de Wooyoung— comenta y el castaño se exalta.

—¿Y cómo lo dices tan tranquilo? ¿Será que le pasó algo? Llámalo— señala preocupado.

—Mañana es la boda, cielo. De seguro es que está histérico gritando por todas partes, en un rato es muy probable que me vuelva a marcar— ni bien había terminado de decir aquella frase, cuando la pantalla del móvil se enciende con el nombre de Jung en este —¿Ves?

¡¿Dónde carajos se supone que estás, Song Mingi?!— es lo primero que manifiesta cuando le contesta.

—Buenos días a ti también, Woo— responde irónico —estoy con el amor de mi vida ¿Por qué?

Oh no nada, señor Song. Solo que le recuerdo que ALGUIEN dijo que va a traer los manteles que faltan para la boda que ya es MAÑANA ¡Y NO TE VEO AQUÍ EN MI DEPARTAMENTO!— recalca causando que el menor arrugue el rostro.

—Relájate, son como las siete de la mañana y ya estás con rabietas, cuidado que eso le hace mal al bebé— intenta molestarlo aún sabiendo que juega con fuego.

¡¿Relajarme?! ¡Son las doce del mediodía, Song!— recrimina a la vez que los otros dos se miran entre si, ya que no habían caído en cuenta de qué hora era.

—Sí bueno, ¿Tú no deberías estar trabajando?

¿Crees que voy a trabajar un día antes de mi matrimonio? Estás demente, además, Yunho y tú nos dieron el día libre a San y a mí

¿Yo le di el día libre a San?— cuestiona confundido.

No, pero ahora sí. Así que, espero que en menos de tres horas estés aquí con los manteles o de lo contrario te cortaré un pie por la noche mientras duermes y se lo daré de comer a un duende— sentencia cerrando la llamada.

—No te preocupes, está en su día más tranquilo— explica el peliplata percatandose de la mirada horrorizada del contrario.

—No me quiero imaginar en su peor día— niega comenzando a reír.

Se levantan con algo de desgano caminando al baño y acto seguido, lavar sus dientes. Pero así como terminaron, no dudaron en volver a enredarse entre las sábanas. Esta vez, Mingi es quien está recostado en el pecho de Hongjoong haciéndole círculos imaginarios en el abdomen. El ambiente, la sensación y todo lo que transmiten ambos conforme van pasando los segundos, no lo reformarían, ya que es perfecto a su parecer. Cada uno encontró en el otro eso que tanto estuvieron buscando con los años, calidez y cariño en cada oportunidad.

Bitter Sweet (Minjoong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora