«Day 01»
—Leigh Monroe
Solté un ligero bostezo y me froté los ojos por la fuerte luz que azotaba estos. Había dormido bastante bien, y cuando abro los ojos para finalmente darme cuenta de el ambiente a mí alrededor me percato que estoy acostada en una cama, bien arropada con unas sabanas negras y sobre todo, pude despertar viendo la luz de el día.
Estaba acostada en una cama y en una habitación ajena, obviamente debió de haberme traído Tom, sin embargo, esta habitación parecía ser la de alguien más.
Tom finalmente me sacó de esa asquerosa habitación, pensé.
Inconscientemente esbozo una sonrisa al mismo tiempo que me vuelvo a acomodar en la suave cama, me había acostumbrado a dormir en el piso qué se me olvidó lo rico que era dormir en una cama.
De pronto escucho una puerta abrirse a mis espaldas, y cuando decido girar un poco mi cabeza, me encuentro con la imagen de Tom saliendo de lo que parecía ser un baño.
Estaba recién saliendo de la ducha, con una toalla amarrada a sus caderas y su torso desnudo, con rastos de diminutas gotas en este. No puedo evitar quedarme observando su abdomen perfectamente marcado, se veía qué invertía mucho tiempo en el gimnasio.
Sus trenzas africanas estaban un poco mojadas y habían algunas gotas que caían de estas, sus labios formaban una sonrisa ladina y eran un poco mas rojizos de lo normal.
Tom era jodidamente guapo, eso lo debo de admitir, pero lo odio, a él y a su personalidad tan arrogante y egocéntrica. Lo odio desde que me trajo a su mundo de mierda y me encerró en una habitación a oscuras sin poder ver la luz de el día.
Me percato que he estado mirándolo mucho y decido girar mi rostro descansando este en la blanca almohada. Cerré mis ojos en un intento de volver a dormir, pero una pregunta iluminó mi cerebro, ¿Donde habrá dormido Tom?
—Buenas tardes, perrita —Su voz grave y fuerte resonó en toda la habitación.
Maldito apodo y maldito seas Tom Kaulitz.
Abro mis ojos y le dedico una mirada para nada agradable, por su parte, sus ojos disparaban a él espejo, quizás admirandose a sí mismo pero en realidad estaba ocupado secando sus trenzas pelinegras.
—No soy una perrita. —Respondo con una voz neutra, tratando de no insultarlo en mil idiomas.
—Una perrita exclusiva entonces. —Responde en un tono de burla, puedo observar como sus labios forman una pequeña sonrisa burlona.
—Lo qué quieras. —Respondí tratando de mantener la calma y volviendo a cerrar mis ojos. Iba a perderme en su torso desnudo.
—Si es de esa manera entonces... —Hace una pausa. —Serías mí perra. —Continúa.
Las ganas de insultarlo de todas las formas posibles se apoderan de mí, sin embargo, decido quedarme callada ya qué no me conviene provocarlo, de verdad no quiero volver a estar encerrada en una habitación oscura donde duermo en el piso y como cuando a él se le de la gana.
Todavía estaba pensando en aquellas de sus palabras, noventa y nueve días a su lado, siendo "suya". Que jodida manera de pagar todos mis pecados.
Pero, esto me intrigaba un poco, por ejemplo, ¿Qué hará conmigo despues de los noventa y nueve días? ¿Acaso me matará? ¿Y que tan difícil la pasaré a su lado? Sabía que sería un infierno estar con Tom kaulitz, joder, ¡Es el jefe de la mafia más poderosa de el país! Sí todos le temen es por algo, pero aún así tenía mis dudas de lo que pasara ahora en adelante.
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¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©
Fanfiction𝟡𝟡 𝔻𝕒𝕪𝕤 𝒃𝒆𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒊𝒏𝒆. | Es guapo y absolutamente todas las chicas se vuelven locas por él, por Tom Kaulitz, el jefe de la mafia mas poderosa de Los Ángeles Un día un bar llamado "la casa del sexo" que es muy bien conocido por Tom, no co...