«Day 52»
—¿Estás lista? —Me preguntó.
—Sí. —Contesté seriamente.
Dejé las maletas sobre la cama y pasé de largo empezando por salir de la habitación.
Escuché como murmuraba algo a mis espaldas en un idioma que no pude entender, seguro me estaba insultando hasta morir pero aquello no me detuvo y terminé saliendo de la habitación.
Estaba un poco cansada de él y de todos, también de mí misma. Me había levantado hace horas en la madrugada, y no me levanté porqué quisiera, sí no porqué Tom me comenzó a agitar de los hombros para despertarme porqué según él íbamos a llegar tarde.
Pero por Dios, sabía que llegar tarde no le importaba, solo quiso molestarme cómo siempre lo hace.
No tardé en sentir los pasos de Tom detrás de mí y el molesto sonido de mis maletas siendo arrastradas por él.
No me causaba tristeza dejar la ciudad de los Ángeles, porqué realmente no recuerdo mucho lo que viví, pero a cierto punto... ya no me importaba tanto querer recordar, total, ya sabía que mí vida fue, es, y siempre sera una miseria.
Lo que me causa tristeza es ir a Japón, a Tokio, a una ciudad donde no se que carajos hacen, no sé ni hablar su idioma y es un país muy diferente al que estoy acostumbrada a ver. Sin embargo, sabía que las calles de Tokio eran una hermosura... lo que me inquietaba es qué iba a viajar al lado de Tom y que todavía estaría atada a él.
—¡Abel! Lleva esto al jet. —Ordenó Tom, aventandole mis maletas a Abel, quién se quejó ya que cayeron sobre sus pies. —Imbécil.—Murmuró de manera burlesca.
Tom soltó un suspiro casi nostálgico mientras que observaba a su alrededor y escondía ambas manos en los bolsillos de sus anchos pantalones. Su mirada navegó por todas las paredes y al final la posó sobre mí mientras que yo cruzaba mis brazos sobre mi pecho y aguantaba su mirada tan intensa.
—¿Sabes?... Aquí siempre permanecerán mis recuerdos. —Habló mientras qué se acercaba lentamente a mí.
—¿Y los míos, Tom? —Pregunté sintiendo como mi voz se iba rompiendo. —Los míos no existen, murieron...
Y tú, eres el causante de todo esto. Tú me destruiste, tú nunca me dejarás descansar, siempre me harás daño...
—¿Quién ha dicho que tus recuerdos murieron? —Preguntó esbozando una pequeña sonrisa, no tan visible, pero ahí estaba. —No, pequeña... tus recuerdos siempre estarán aquí. —Levantó su mano y la posicionó en mi corazón.
—No es cierto, mientes. Si fuera así, yo lo recordaría todo... —Susurré mientras que el alejaba su mano de mi corazón y la guiaba hacia mi mejilla para darme suaves caricias. Después de todo, lograba hacerme sentir protegida.
Sin embargo casi retrocedí por su inesperado tacto, pero simplemente me quedé quieta en mí lugar y sonrei débilmente.
—Cuando lleguemos voy a traer los mejores especialistas para tu terapia. ¿Contenta?
—¿Qué terapia? —Pregunté.
—Para que puedas recordar algo más qué sólo vagos recuerdos. —Respondió. Por un momento sentí que esto era irreal, que estaba soñando y Tom no estaba diciendome esto, hasta qué volvió a hablar. —Te ayudaré y estaré contigo, para cuando regreses a los ángeles sabrás todo lo que tu mente no te permite.
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¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©
Fanfiction𝟡𝟡 𝔻𝕒𝕪𝕤 𝒃𝒆𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒊𝒏𝒆. | Es guapo y absolutamente todas las chicas se vuelven locas por él, por Tom Kaulitz, el jefe de la mafia mas poderosa de Los Ángeles Un día un bar llamado "la casa del sexo" que es muy bien conocido por Tom, no co...