34|By my side, but not forever

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«Day 80»

—Narrador omnisciente

Hoy se cumplen cuatro semanas desde que se habían mudado a Tokio y tres meses desde aquél día en él que Tom secuestró a Leigh. Por ahora y para la suerte de ambos... las cosas iban demasiado bien.

Tom y Leigh comenzaban a acercarse más el uno al otro, en el sentido amoroso, algo estaba creciendo entre de ellos y dentro de sus corazones. Ambos jóvenes permanecían uno al lado del otro casi la mayoría del tiempo, lo que causaba que los amigos de el mayor sospecharan un poco.

Tom comenzaba a brindarle el amor y la proteccion que el sabía que ella necesitaba. Por su parte, hacía eso porqué sabía qué los días que ella tenía a su lado iban culminando.

A pesar de que el mayor un día le dijo a su hermano menor que no contaba los días, ahora comenzaba a hacerlo. Le preocupaba saber qué faltaban un par de semanas para que llegaran a el día noventa y nueve, justo el día en él qué Leigh tendrá que hacer sus maletas e irse de vuelta a los ángeles.

A él le dolía profundamente, pero sabía qué ella no podía seguir más tiempo a su lado. Sólo queria protegerla... de él mismo, cosa que pensó que nunca lograría hacer.

Por otro lado y cambiando el tema, Tom comenzaba a pasar mas tiempo con su hermano menor y sus dos amigos de toda la vida.

A de ser verdad, el viaje hacia Tokio les ha servido para descansar un poco de todo el trabajo qué hacían a diario en Los Ángeles.

Casi todos los días Tom comenzaba a aproximarse hacia el territorio donde se presentaban los supuestos mejores corredores de autos y donde se llevaban a cabo las carreras ilegales.

No hacía falta decir que el salía victorioso de cada carrera a la que le retaban y fueron tantas carreras las que él ganaba que hasta consiguió ser respetado por todo el público que se animaba a verlas.

Cada que Tom Kaulitz llegaba a aquél territorio era recibido por aplausos y gritos de parte de la gente, ya era muy bien conocido y tan solo llevaba dos semanas en esto.

Las personas lo observaban como alguien egocéntrico, inteligente, sarcástico y con un aire de superioridad. Por el poco tiempo que Tom ha estado asistiendo y participando en las carreras ya la gente lo reconocía como una persona que no se dejaba ganar por nadie.

Por ahora él estaba logrando mantener una buena reputación con la gente, lo veían como un simple buen corredor de autos, sin embargo, eso no durará mucho tiempo. Pues el plan de el alemán no era divertirse en las carreras, era hacer aquél territorio suyo, de su propiedad, y lo haría sin importarle arruinar su perfecta reputación.

Ahora más que nunca tenía que hacer aquél territorio suyo y crear sus propias reglas, no por ambición, si no porqué hace algunos días se había presentado un problema muy grande para el mayor.

El de trenzas dejó a un lado todos sus problemas y se dedicó a fumar su cigarillo como siempre lo hacía. Iba a anochecer, y el todavía estaba sentado en el patio delantero junto a su hermano mayor, sus amigos de toda la vida y Nicanor.

—Hablemos de otras cosas. —Tom desvío el tema. —Nicanor, ¿Cómo van las cosas en los Ángeles? —Preguntó mientras que le dedicaba una mirada a este.

—Las cosas van bien desde que no estás, incluso si comparamos los clientes actuales de tús bares con los clientes de antes... te sorprenderás. —Contestó Nicanor.

Tom asentía lentamente con gracia y soltó una risa algo burlona.

—De seguro porqué Dasha estará haciendo un buen trabajo con atraer clientes. —Contestó Tom dedicándole una mirada de reojo a Nicanor, para luego sonreír burlón. —Quien sabe que estará haciendo la rubia.—Bromeó Tom sacándole unas risas a los demás, para luego llevarse el cigarillo a sus labios.

¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora