11|A weakness

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—Tom Kaulitz

—Busquen por todo el edificio, sí encuentran algo importante me dicen. —Ordeno en voz alta.

Mis hombres obedecen mis ordenes y se dividen en grupos de tres personas antes de comenzar a avanzar por todo el edificio.

—¡Bill! ¿¡Donde mierda estás?!—Comienzo a llamar desesperadamente a mí hermano.

¿Donde mierda se habrá metido? Comienzo a caminar a pasos apresurados por todo el lugar, con esperanza de encontrarlo a él, pero más a Leigh. Llego a la puerta de una habitación y la pateo para abrir esta.

Lo mismo sigo haciendo con las otras habitaciónes, revisando cada una de estas, y mientras que sostenía con fuerza el arma en mis manos entré a la habitación que más me llamó la atención, fue una que tenía un colchón tirado en el suelo.

Un colchón recién usado, empapado de sangre, y yo sabía perfectamente el porqué, e incluso sabía quien había pasado la noche aquí. Apreté mi arma con fuerza a la misma vez que apretaba mi mandíbula, estaba enojado, la ira terminaba por consumirme más y más.

¿Cómo se habían atrevido a tocarla de esta manera? Pensaba mientras soltaba un gruñido y golpeaba la pared con fuerza.

Decidí darme la vuelta sin seguir viendo aquello que sólo me atormentaba más. En el camino por los pasillos de este asqueroso y un poco oscuro edificio me encontré con Nicanor, quien en cuanto me vio tomó una bocanada de aire.

—Kaulitz, Bill está en lo que era el garage de esta casa y Leigh está perdiendo bastante sangre. —Habla rápidamente.—Llamé a un doctor para...

—Qué el doctor nos espere en la casa. —Ordeno dándole la espalda.

Comencé a correr rápidamente hasta llegar al garage, o lo que era el garage de esta casa. Ahora solo era un jodido edificio abandonado.

Todo por tu maldita terquedad leigh... ¡Mira lo que hiciste!, pensaba mientras apretaba ligeramente la mandíbula. Nada de esto estuviera pasando si ella no se hubiera ido con el imbécil de Cole.

—Quítate Bill. —Ordeno en cuanto llego.

Este se quita y me abre paso, sus manos estan ensangrentadas y entiendo el porqué cuando me detuve a observar el torso de la pelinegra, no paraba de sangrar y aquella estaba inconsciente, con un pedazo de tela amarrado alrededor de su abdomen.

Betth no paraba de llorar, y no soltaba a Leigh. Cosa que me enfureció y solo me daban mas ganas de matarla.

—¡Cállate y quítate, joder! —Grito enfadado haciendo que se aleje de el miedo.

Sostengo el débil cuerpo de Leigh y descanso este sobre mi regazo, me detengo a revisar su pulso.

—Está sangrando bastante. —Gruñí.

—Traté de detener su sangre, pero no pude. —Habla Bill, mostrándome sus manos ensangrentadas.

—Al auto, ¡Vamos!—Ordeno mientras que cargaba a Leigh con mis brazos. —Betth, andando. —Ordeno con la voz ronca, claramente fue amenaza.

Por suerte nuestros autos estaban cerca, así que logro llegar a estos en cuestión de segundos.

—Bill, conduce hacia mí casa. —Ordeno alzando la voz para que me escuche. —¡Rápido! —Grito, asustando a su rubia.

Me subí a los asientos de atrás, con leigh en mí regazo, acerco su espalda más a mi pecho y con ambas manos retiro la tela que cubría su abdomen.

Tomo una bocanada de aire y con ambas manos aprieto fuertemente la zona donde le impactó la bala. Mis manos comienzan a llenarse de su tibia sangre, pero estas nunca dejan de presionar la herida.

¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora