«Day 40»
—Tom Kaulitz
Me encontraba en el viejo edificio donde siempre nos reuníamos mi hermano, gustav, georg y yo para conversar en tranquilidad sin sentir las miradas confusas entre nosotros. Soy muy bien conocido en la ciudad y con lástima digo qué tengo mala reputación, por eso no quería embarrar a mis amigos de toda la vida.
Claro, ellos trabajaban conmigo y me ayudaron en varias cosas, como el día que saqué a Leigh de aquel bar titulado como 'la casa del sexo' donde sólo la utilizaban a su antojo. Ellos tanto como yo estaban embarrados en todo esto, pero no quería que fueran mal vistos por la gente, así qué cada qué ibamos a conversar sobre algo veníamos a nuestro lugar. Sólo eramos vistos juntos en las carreras de autos, compitiendo con otras pandillas.
Solté un suspiro agotado mientras que recargaba mí espalda en mi negro auto, era de noche, específicamente las dos de la mañana, y había salido de la casa dejando a Leigh durmiendo en la habitación. Antes de irme, me dispuse a retirar la cámara de seguridad que estaba en su habitación, realmente ya no la necesitaba.
Gustav y georg jugaban cartas, se enojaban entre sí y terminaban de matarse a insultos. Mientras que mí hermano quien estaba a mí lado y yo los observabamos con una sonrisa burlona. Aproximé el cigarrillo a mis labios y le di una profunda calada para luego expulsar todo el humo lentamente.
—¿Como van? —Preguntó mí gemelo, girando su rostro hacia mí. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y levantaba una de sus cejas.
—¿Quiénes? —Pregunto confuso.
—Tú y Leigh. —Específica, dibujando una diminuta sonrisa en su rostro.
Le di una calada a mí cigarrillo para luego retirar todo el humo de mí boca.
—Vamos bien. —Respondí seriamente, ignorando ciertas cosas. —¿Y tú con la rubia? —Pregunto burlón, con una sonrisa de la misma para luego llevarme el cigarrillo a los labios.
—Bien, aunque no para de insistir con Leigh. —Respondió para luego crear una mueca con sus labios. —¿Más o menos en que día van? —Preguntó mi hermano en un tono sarcástico.
—No cuento los días, Bill idiota. —Respondo en el mismo tono, le di una última calada a mí cigarrilo y expulsé todo el humo de mí boca. —Pero yo digo qué, no sé, quizás entrando a el día cuarenta, o quizás atrás. —Añadí dudoso mientras qué lanzaba el cigarrillo a el suelo y lo aplastaba con mí zapato.
—Sabes, tengo dudas... —Habló mi hermano, haciéndome voltear hacia él con mis manos dentro de los bolsillos de mí pantalón de mezclilla.
—Habla. —Ordené, recostandome de lado hacia él en mi auto.
—¿Porqué noventa y nueve días? —Preguntó dudoso.
Una risa nasal se escapó de mí, mientras que esbozaba una sonrisa juguetona y me pensaba bien la pregunta.
—Simple, noventa y nueve días son los que necesito para darme cuenta si Leigh en verdad vale la pena. —Respondí esbozando una sonrisa ladina mientras que rozaba mi piercing con la punta de mi lengua. —Noventa y nueve días exactos para que se enamore de mí, y noventa y nueve días exactos para qué yo... decida, o sacarla de mí vida, o mantenerla ahí. —Hablé para luego encogerme de hombros. —Lo que sea.
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¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©
Fanfiction𝟡𝟡 𝔻𝕒𝕪𝕤 𝒃𝒆𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒊𝒏𝒆. | Es guapo y absolutamente todas las chicas se vuelven locas por él, por Tom Kaulitz, el jefe de la mafia mas poderosa de Los Ángeles Un día un bar llamado "la casa del sexo" que es muy bien conocido por Tom, no co...