«Day 21»
—Leigh Monroe
Finalmente se habían completado mis dos semanas de reposo, me sentía entusiasmada y más tranquila. Como sí liberaran una ave de su aula después de tanto tiempo manteniendola ahí.
No faltaba un sólo día en el que viniera Tom a hacerme compañía, hasta a veces me traía un plato de frutas con él. Compartíamos un rato, charlabamos de algunas cosas y ahora lo conocía más qué antes. Mencionó que tenía un hermano gemelo, me daba curiosidad conocerlo, ¿Será tan parecido a él?
Me daba cuenta de que tal vez Tom no era tan malo cómo creía, solo estaba igual de confundido que yo. Hace unos días, había despertado y por suerte no por culpa de una de mis pesadillas, era de madrugada y lo vi a él, tumbado en el sofá de la habitación en un profundo sueño.
Me sentía rara con él, algo comenzaba a crecer en mí, algo fuerte y no sabía que era. Todo comenzó desde aquella noche que salimos a caminar con el propósito de ayudar a calmar mis nervios. Ese sentimiento comenzó a crecer desde ese instante, desde qué me empecé a hacerme la pregunta de todos los días, ¿De verdad debía de confiar en Tom?
Su presencia comenzaba a causar pequeñas cosquillas en mí, quería saber absolutamente todo de aquel chico de trenzas pelinegras y mirada intensa, ¿Acaso trabajaba? ¿A qué se refería con todo lo que pasamos antes de mí incidente? ¿De verdad estaba liada amorosamente con un chico el cual ahora ya no era un desconocido para mí? Su vida era un total misterio, igual que la mía...
Me mordí ligeramente el labio inferior tratando de dejar a un lado todos mis pensamientos. Me coloqué de frente en el espejo, hace tiempo que no me veía y los moretones comenzaban a desaparecer, ya no eran tan notorios. La herida en mi abdomen, comenzaba a curarse también, pero... la horrible cicatriz estará por el resto de mí vida para recordarme todo esto tan horrible.
Mis dedos toqueteaban mi cara con suma delicadeza, para luego bajar hasta mi cuerpo, por mis curvas y cadera. Hasta que la puerta se abre, haciéndome soltar un pequeño salto por el susto, giro mi rostro hacia la puerta y le dedico una pequeña sonrisa al chico que estaba parado en frente de la puerta, recargando su espalda en el marco de esta y sonriendome ladino para luego rozar la punta de su lengua con el anillo del piercing.
—¿Estás lista? —Pregunta.
Me giro sobre mis talones mientras empezaba a caminar hasta donde él se encontraba.
—¿Lista para qué? —Pregunto en cuanto me coloco en frente de él, a la misma vez que le dedicaba una mirada confusa.
El vuelve a rozar la punta de su lengua con el anillo de el piercing mientras que una de sus sonrisas encantandoras se incorporaba a sus labios.
—Pues, quería darte un recorrido por toda tu casa. —Responde escondiendo sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones mezclilla.
Hoy llevaba un gorro de lana, color negro, y como siempre sus trenzas africanas y pelinegras caían por sus hombros. Llevaba una camisa manga larga de color negro, con un chaleco del mismo color encima pero de diferente textura.
—¿Mí... mí casa? —Pregunto aún más confundida.
—Sí nena, vivirás aquí, ¿No te parece genial? —Me pregunta para luego inclinar un poco su cuerpo hacia mí, sus labios esbozaron una sonrisa ladina y su lengua volvió a juguetear con el piercing.
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¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©
Fanfiction𝟡𝟡 𝔻𝕒𝕪𝕤 𝒃𝒆𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒊𝒏𝒆. | Es guapo y absolutamente todas las chicas se vuelven locas por él, por Tom Kaulitz, el jefe de la mafia mas poderosa de Los Ángeles Un día un bar llamado "la casa del sexo" que es muy bien conocido por Tom, no co...