¹⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©

１８｜Tied up in confusion

«Day 29»

—Leigh Monroe

Mis días han comenzado normales, como siempre, aunque sólo han sido un poco distintos desde que Tom se fue de viaje. Pero no distintos para mal, ya qué Betth se ha convertido en una buena compañía, sin embargo, la presencia de él hermano de Tom es tan invisible y casi no se siente en esta casa.

¿Porqué? Me preguntaba, siempre actuaba tan serio, y hasta a veces daba mas escalofríos que su hermano. Aunque la mirada en sus ojos era casi igual de fría, oscura y amenazante, ambos mantenían un estilo diferente que los hacia distintos y a la vez tan parecidos.

Sin embargo y dejando a un lado este tema, seguía preguntandome ¿Porqué era tan serio y porqué de mantenía tan alejado de mí? ¿Acaso no fue él el que me mantuvo lejos de los disparos, tal y como me contó Tom?

Dos semanas y media en esta casa, y todo seguía pareciendome tan distinto, a excepción de Jessica y Betth, a pesar de que recién las conocía, sentía que tenía un gran vínculo con ellas, como si nos conocieramos desde hace mucho tiempo, o como si ellas fueran mi única salvación.

Joder, era raro, sí.

He tratado a Betth de una manera muy amable y he intentado pasar tiempo con ella, ya qué, si se iba a quedar a dormir por unos días en la casa con su novio, sería de malas hacerla sentir aburrida, ¿No?

Nos encontrábamos caminando en la casa, me encargué de darle un recorrido por esta para que la conociera mas y se familiarizara a su entorno. Tal y como aprendí a hacerlo yo, a pesar de mí perdida de memoria.

Llegamos a la gran biblioteca de la casa, nuestra próxima visita sería a el gimnasio, pero Betth se quedó fascinada y observando de más.

—Hay... muchos libros. —Menciona mientras que observaba con mucho detalle a su alrededor. —¡Y bastantes estanterías, esto es demasiado hermoso! —Exclama sonriente mientras qué avanzaba hacia las gigantes estanterías.

Su cabellera rubia se movía con mucha gracia mientras que corría alrededor de los pasillos entre las estanterías, su objetivo era alcanzar la ultima estantería de la biblioteca, que quedaba muy al fondo. La biblioteca era gigantesca, cabe importancia recordarlo, es un lugar muy tranquilo y perfecto para despejarse de todos los problemas y leer.

Aunque, para mí leer aquí era muy incómodo, ya qué sentía una vibra extraña. No sabía porqué, pero...  todavía me inquietaba saber sobre la 'puerta secreta'

—Yo igual tuve tu misma reacción cuando Tom me mostró la biblioteca. —Respondí sonríente, dedicándome a verla.

—¿Tom? —Pregunta casi jadeando, y con los ojos abiertos como platos.

En cuestión de segundos cambia su expresión y vuelve a darme la espalda, preocupándose por observar con mas detalle los libros en las estanterías de madera.

—Sí, Tom, ¿No lo conoces? —Hablo, yendo detrás de ella.

—Sí pero nunca hemos cruzado palabras... —Responde, casi en voz baja. —Sólo sé que es él gemelo de Bill. —Añade en cuanto me coloqué a su lado.

Mis labios esbozan una pequeña sonrisa divertida, mientras qué mis manos sostenían un libro para próximamente detallar de qué se trataba.