Capitulo 52

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 —Ah, siempre ame tu disléxia.—dijo y rodé mi ojos, ¿por qué mi disléxia sería algo que deben amar?, no tiene sentido. —bien, debo decir que, lo demás lo invente, no quería que Nills te tuviera, sabía que en cuanto supiera lo que dije, él te dejaría de hablar, y mira que fácil fue, se consiguió una puta, no una chica ordinaria, una puta, que mal. Está loco.

Todos estamos locos Patrick.

—Solo quería tenerte a mi lado, es todo lo que quería.

—Mal por ti, solo lograste que me jodieran todo el mundo.

—Lo siento Conejito.

—Eso no arregla nada.

—Tienes razón, a esta altura no creo que nada pueda arreglarlo.

—Vete y cambia de parecer con el bebé y llevate a Andrea. —dije mirándolo seria, él miraba enfrente, como si lo que dijera no fuera un tema serio.

—No puedo hacer eso.

—Si quieres remediarlo, debes hacer eso.

—No lo haré, y no me obligaras, es cierto que te amo, pero no te dejaré que el maldito de Nills obtenga todo el premio, yo merezco ganar, yo merezco tener el premio.—dijo mirándome como lo hizo ese día.

—No me tendrás Fox, al menos no tendrás mi amor. Porque no pienso volver a dejar que pongas un dedo sobre mi piel. —se levanto de golpe y me asuste.

—Ya que has venido y te tengo en bandeja de plata, creo que me tocará hacerlo por las malas.—se acerco y comencé a correr, hacia un lado del bosque, escuchaba sus pizadas detrás de mi, así que solo corría y corría, pero él es más alto, así que, me derribo en cuestión de minutos, me inmovilizo dejando mi cuerpo entre sus piernas y puso ambas manos en mis muñecas, sin dejarme mover.

—Nills...—dije luego me quede en silencio cuando sentí una cachetada en mi mejilla, lo mire con mi boca abierta al igual que mi ojos.

—No me obligues a llevarte por la fuerza y luego me toque dejarte inconciente.—dijo mostrando su navaja.—La volveré a usar querida, si hace falta, la usaré.—dijo y comenzó a a pasar el metal por mis pechos.

—No me hagas esto. —dije en un lloriqueo.

—No quiero lastimarte, pero sino me colaboras, no podre prometer lo contrario. —dijo y paso sus manos por mis caderas, hizo un ligero corte por mi caderas y gruñí por el filo de la navaja, mire abajo y mi vestido tenía una mancha más roja.

—Por favor.

—No quiero suplicas para que te deje ir, no quiero dejarte ir, ahora mismo te llevaré a un lugar donde nunca más nadie volverá encontrarnos. —dijo y me levanto tomando mis brazos, lo golpee con mi pie, un tremendo golpe en sus partes bajas, y cayo al suelo, pero aun así logro hacerme un corte en la mano desde la muñeca cerca del codo, mire mi mano, si me cortaba un poco más me hubiera hecho un corte justo en la vena, el corte muy grande haciéndome soltar un grito desgarrado, dolía como la mierda, iba a irme corriendo, pero lo mire en el suelo, no sentía lastima, solo rabia, no tenía su navaja en sus manos, me acerque y mire la navaja aun lado, pero tenía otra navaja en su bota, la tomé rápido y me miro, apenas podía abrir sus ojos.

—No volverás a joderme la vida Fox, No volveras a tocarme.—dije arranque un pedazo de mi vestido y lo enrolle en mi brazo, por encima de la cortada, tome la navaja y no lo pensé dos veces le clave la navaja en el corazón, él solo escupió sangre y grito de dolor, con dolor desgarrador y me levante, manche todo mi pecho, así como mi rostro de sangre, y lo mire, seguía saliendo sangre de su boca, busque la navaja que había usado para lastimarme, mire la sangre que había en las horas las cubrí con tierra y las pise con mi pies, no dejando rastro que que estuve aquí, arranque otro pedazo de mi vestido, me sente en una roca grande y lo amarré con cuidado arriba donde estaba la herida que me hizo Fox, que no dejaba de salir sangre, no había manchado su ropa, así que estaba bien, comencé a caminar hacia la dirección de mi casa, sabía que sería un viaje largo, pero no planeaba parar, escuchaba las suplicas de Fox por que no lo dejara allí, pero no le dará una gota de mi atención, cuando llegue a la calle, me ubique, y comencé a caminar nuevamente, sentía que iba a desmayarme por la sangre que había perdido, pero tenía que llegar a mi casa, caminé, mis pies dolían, me sentía desmayar, cuando llegue a la puerta mis lagrimas salieron, entre y tire mis malditos tacones a un lado y tomé mi celular de cable, marque su numero y lo puse en mi oído, cuando esperaba por su respuesta mis manos temblaban así como todo mi cuerpo, un timbre, dos timbre, tres timbres y contesto.

Cuidado con Cambas. +21©️ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora