Capitulo 3

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—Le dije Dios te bendiga a la directora y que me portaría bien, fue un juramento bajo la mirada de dios, no puedo... ¿creen que puedo ir con vestido? —dije y ellas se pusieron a reír, pero allí estaba la niña no sonrió, Barbie, puse mis uniformes en el cajón para luego sacar un vestido, perfecto color gris, holgado, unas zapatillas, me duche y me deje el cabello suelto, nos cambiamos, me di cuenta que no había visto el itinerario hasta que estaba enfrente de la enorme casa, ¿quién vivirá aquí?, un chico abrió y había muchas luces, y creo medio internado, estamos descarrilados todos?, me reí en mis adentros y avanzamos, las chicas avanzaron y se fueron hacía unos asientos, todas a las piernas de sus novios, pero lo más curioso fue, que Barbie estaba en las piernas de Míster señor Calzoncillos, alias Román, quien se la comida a besos, me senté en un sillón solo que estaba y me dispuse a tomar.

—Dios se enojará mucho con nosotros. —dije, todos despegaron sus labios de los otro luego de haber transferido saliva y sus ojos se pusieron en mí, cuando Román me miro su sonrisa se maximizo. —un gusto conocerlos, soy Cam, solo Cam, no me interesa conocerlos, me iré por un trago. —me levante, pero me detuve cuando escuche un "Señor" en un suspiro, me gire y todos me miraban. —es bueno que dios este con ustedes. —sabia porque lo decían, mi trasero es muy llamativo, y no es por presumir, pero a mí me encanta, con inercia me guie por la gran casa intentando averiguar donde estaba la cocina, cuando la encontré, tome un vaso, pero no confió en estos vasos, pueden estar en un lugar religiosos, pero son unos diablos, tome una tasa de la lacena y me serví de la botella, confió más en ella cuando esta sellada, tome la botella me fui hacia donde estaban mis amigos, pero ya habían desaparecido algunos, solo quedaba Román su novia, y debo suponer que los demás no se fueron para hacer una pijamada, Barbie le comía toda la boca a Román, pero esta estaba un poco incomodo, notaba en sus piernas, manos y su cabeza, movía muchas partes del cuerpo, y no precisamente con intenciones de saciar una necesitad, la chica se levantó, me miro, se pasó el dedo pulgar por el labio y se perdió en la multitud —vaya, ¿se saben divertir? —levante la botella y me tome el trago de la tasa de un solo, hice ruidos con mi garganta y lo mire, tenía sus ojos en mí. —¿Qué?, ¿tengo algo malo?

—No quisiera decir nada inapropiado, no cuando me tienes de los huevos. —dijo y me reí, miré mis manos.

—Yo las miro limpias. —él se carcajeo y se acercó, muy cerca, justo en la mesa enfrente de mi silla.

—Sabes a lo que me refiero, sabes lo que paso, en solo un día has venido y me tienes de las pelotas, no puedo creerlo.

—Mi nombre tiene suerte, que puedo decirte.

Me tome otro trago.

—¿No quieres gritar? —dijo y casi le tiro el trago de mi boca en su cara, me la tragué y me hice un poco hacia atrás, en forma de interés e inquietud.

—Te hice una advertencia, vas a pedir más, además estoy haciendo un proyecto, un experimento, más bien.

—¿Eso requiere de nada de contacto humano?

Cuidado con Cambas. +21©️ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora