Capitulo 8

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Estaba entretenida entre las páginas de Orgullo y Prejuicio, al lado mío ya había terminado de leer, pídeme lo que quieras, si soy una sexual romántica, y no me importa lo que las personas digan, y gracias a dios los traje, porque no son libros que encontrare aquí, suspire y mire la hora, mierda, por que tardan tanto, me fui a dar una ducha y me puse mi uniforme escolar, no porque iba a averiguar si estaban aquí mis padres, claro que no, simple, es una regla, me deje el cabello húmedo y me puse un poco de brillo en los labios, cuando la puerta se abrió de repente, es una moja apareció.

—Buenos días Hermana. —dije y me levante rápidamente, ella no me contesto el saludo, ¿dónde está la educación?

—Hay personas que te buscan.

—¿A mí?, ¿personas?

—Sí, personas.

—¿Mis padres?

—No lo creo, no, baja, están esperándote.

—¿Sabe usted quiénes son?

—Ellos solo me dijeron que te dijera eso, que tú lo sabrías. —asiento lentamente, ella salió.

—¿Dónde quedo la educación?

Me puse las medias hasta la rodilla luego las zapatillas, salí del lugar y baje, pero estaba un hombre en el otro lado del ascensor, conocía a ese hombre, esa espalda, me gire para volver hacia el dormitorio, y se había cerrado el elevador.

—Mierda. —dije y mire hacia donde estaba la persona, ahora me miraba con una sonrisa en sus labios, una dentadura de la cual jamás podría olvidar, aunque quisiera, corrí hacia las escaleras, pero me tomo de la cintura, me acorralo contra la pared.

—Hola pequeña.

—Vete a la mierda.

—Veo que este lugar tampoco cambiara nada de ti, nos esperan. —dicho eso me tomo de las caderas, mientras me cargaba como un saco de patatas.

—Bájame, te cortare las malditas bolas cabrón.

—Ya lo has intentado, no funciono, y tampoco ahora, cállate niña. —dijo y me deje llevar por el hombre alto de tez blanca cabello negro liso y vestimenta de chico malo, me dejo caer sobre una banca, ya habiendo captado la atención de todos en el gran salón, lo mire con vergüenza, a lo lejos mire a Román, quien tenía un enorme signo de interrogación en su rostro, sus padres están aquí, vaya buena impresión les he dado.

—¿Que mierdas hacen aquí?

—Un gusto volver a verte hermanita. —dijo mi hermano mayor, solo cerré mis ojos negando.

—¿Los mando papá?

—No, ha sido por nuestra cuenta, nos enteramos donde estabas y la universidad no queda lejos de aquí, para terminar las ultimas practicas, así que dijimos, porque no hacerle una visita a nuestra pequeña hermanita, y no nos hubieras visto, pero estamos justo el día que si podemos verte y hablar.

—¿Qué quieren?

—Nada.

—Sí, entonces me regreso...

—No espera. —me senté otra vez.

Peter, William, Francisco, Jason, mis hermanos mayores, en fila, todos un año menor que el otro, y terminando en mí, que ellos eran 4 años mayores a mí, me cruce de brazos

—No veo como una loca de Central pueda ayudarles.

—Hermana, tu belleza sin igual nos ayudará. —soltó Peter.

—Te queremos invitar a una fiesta en la fraternidad.

—¿Por qué querría ir?

—Vendremos a visitarte. —añadió Francisco. —para que puedas tener tus escapadas de noche hacia los mejores clubes.

Cuidado con Cambas. +21©️ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora