Llevábamos aproximadamente una hora dentro del coche, estábamos en la sierra de Madrid y yo seguía sin saber a donde íbamos.
- Si querías matarme podrías haberlo hecho más cerca de casa. - le dije a Carlos mientras le miraba.
- No voy a matarte, además solo quedan unos minutos para llegar. - dijo poniendo una de sus manos en mi pierna.
Eso gesto hizo que algo recorriera mi cuerpo de arriba a bajo.
Carlos no quito su mano de mi pierna hasta minutos después cuando llegamos al lugar donde sería nuestra cita.
- Gracias. - sonreí a Carlos cuando me ayudó a bajar del coche - Esto es muy bonito.
- Sabía que te iba a gustar, siempre que vengo a Madrid vengo a cenar. - dijo mientras caminábamos de la mano hacia la puerta - Es uno de mis rincones favoritos de Madrid, donde puedo relajarme y ser yo mismo.
- Así que estamos en ese punto donde nos mostros nuestros lugares seguros. - comenté - Es muy bonito Carlos.
Era un restaurante en la sierra, todo lo que le deseaba en árboles enormes y la terraza del restaurante estaba llena de pequeñas luces blancas que iluminaban la noche estrellada que había en el cielo.
- Eres a la primera persona que traigo aquí. - confesó - Isabel nunca quiso venir.
Un camarero nos había llevado hasta nuestra mesa y Carlos me había retirado la silla para que me sentara.
- Ella se lo pierde, ahora será nuestro lugar secreto. - le guiñé un ojo - Además es ella la que se ha querido perder todo esto Carlos, la que no ha sabido apreciarte y sinceramente si estuvieras con ella todavía esto no hubiera pasado. - dije señalando los a los dos.
- Por eso me alegro de no estar con ella, me habría perdido a una mujer tan maravillosa como tu. - dijo cogiendo una de mis manos - Estás preciosa, me gusta mucho cómo se ven tus ojos con esta luz, me tienes atrapado.
No sabía que contestarle.
¿Qué yo lo tenía atrapada? Si el supiera de la electricidad que recorre mi cuerpo cada vez que cogía mi mano o tocaba mi mejilla.
- Te encanta regalar los oídos a las mujeres por lo que veo. - dije haciendo una mueca con mis labios - Seguro que estás cosas se lo dices a muchas.
Carlos soltó una risa nerviosa mientras echaba su cuerpo hacia atrás en la silla.
- Eso no es cierto, además no intento quedar bien contigo y regalarte los oídos. - se movió en su silla para acercarse a mi - Solo te digo la verdad, hace mucho que no me reprimo en decir las cosas que pienso y ahora mismo me muero por besar esos labios.
Ahora si que no sabía que decir, miré a otro lado sintiendo como mis mejillas se calentaban por el comentario del chico.
- Estas preciosa sonrojada de verdad te lo digo. - dijo Carlos llamando mi atención para que lo volviera a mirar a la cara.
*** *** ***
La velada había sido bastante agradable, Carlos me había contado muchas cosas sobre su trabajo que yo ni si quiera había escuchado hablar de ello, pero me pareció muy interesante.
- Sabes a los chicos les has caído genial, sobre todo a Lando. - dijo Carlos mientras conducía - Ahora siempre hablara de ti. - sonrió.
- Ellos también me han caído bien a mi, han sido muy majos conmigo y agradables. - le comenté.
- Me gustaría que vinieras a Monza. - dijo Carlos mirándome rápido - He pensado que a lo mejor ir a los Paises Bajos es muy rápido y que a lo mejor no quiere que todo esto vaya tan rápido, que te pregunten cosas...
¿Se estaba poniendo nervioso?
- Además del Gran Premio de Monza tengo unos días libres los cuales podíamos pasar en Italia, siempre que voy allí alquilo un apartamento y me gustaría que me acompañaras. - podía notar como estaba un poco nervioso por la respuesta que estaba apunto de darle - No quiero que te sientas en la obligación de ir, pero si decides que si no te tienes por que preocupar de nada, los chicos también se quedan allí y saldremos juntos, como amigos, nadie se enterara de que estoy interesado en ti.
- Me acabo de dar cuenta que cuando te poner nervioso, hablas sin parar. - le dije con una dulce sonrisa.
- ¿Te estas riendo de mi? - preguntó.
- Claro que no, no me atrevería a reírme del gran Carlos Sainz. - dije riéndome.
Carlos me miro y yo le puse cara de niña buena.
- Iré a Monza. - le dije sin pensarlo mucho.
- ¿Lo dices de verdad? - preguntó sonriendo nervioso.
Yo asentí.
- Solo espero es que no sea mucho lío, no soy una persona que este acostumbrada a que le hagan fotos haya donde va y eso la verdad es que me inquieta un poco. - le dije seria - Tampoco quiero que tu tengas problemas.
- No te preocupes por mi preciosa, no soy de esas personas que muestran toda su vida privada en redes sociales, solo ven lo que yo quiero que vean. - me comentó.
Era totalmente verdad las redes sociales de Carlos era el en su trabajo casi siempre, en sus entrenos y algunas veces una foto de algún viaje.
- Además no serás la única chica que habrá allí, te presentare a las novias de mis compañeros. - dijo - Estoy seguro de que te van a caer muy bien y harás buenas migas con ellas.
- Eso espero. - dije sonriendo.
Una de mis manos viajo hasta su nuca para darle una pequeña caricia y allí estaba otra vez esa electricidad que recorría mi cuerpo cada vez que nos tocábamos o simplemente nos rozábamos.
Carlos movió su cuello más cerca de mi mano, así que intuí que no quería que quitara mi mano de allí y eso es lo que hice, dejar mi mano en su cuello mientras daba pequeñas caricias.
*** *** ***
- Aquí estamos. - dijo Carlos frente a mi casa, antes de bajarse del coche y ofrecerme su mano para ayudarme a bajar del coche.
- Gracias por esta noche Carlos, ha sido una buena primera cita. - dije mordiendo mi labio nerviosa.
- ¿Era una cita? - preguntó mientras se colocaba frente a mi y se acercaba peligrosamente a mi cuerpo poniendo sus manos en mis caderas.
- Bueno te han faltado unas flores y unos bombones para que fuera la cita perfecta, pero si. - dije acercándome a el un poco más.
- No sabía que te iban esas cosas. - susurro.
La cara de Carlos estaba muy cerca de mía, ha tan solo unos centímetros, sentía su respiración en mis labios.
Una de las manos de Calos subió hasta una de mis mejillas y la otra se quedo en la cadera, pero esta vez el agarré era un poco más fuerte que antes, era como si necesitaba estar pegado a mi cuerpo.
Necesitaba que me besara.
Y como si hubiera leído mi pensamiento Carlos rompió los pocos centímetros que quedan entre nosotros y ataco mis labios de una forma suave, pero a la vez era pasional. Ahora sus dos manos estaba en mis mejillas, haciendo que el beso fuera más profundo.
Paso su lengua por mis labios pidiendo permiso para introducirla y una vez dentro de mi boca empezó un guerra de lenguas, que los dos sabíamos que si seguimos así no podríamos pasarar.
Carlos se separo de mis labios segundos más tarde y en sus labios salió la sonrisa más bonita que había visto hasta aquel momento.
- Vas ha ser mi perdición preciosa. - dijo antes de dejar un pico en mis labios.
- Ya estoy perdida por ti Carlos. - dije sonriendo.
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𝐒𝐌𝐎𝐎𝐓𝐇 𝐎𝐏𝐄𝐑𝐀𝐓𝐎𝐑 - 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐈𝐍𝐙 -
Teen Fiction𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐁𝐔𝐄𝐍𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀. 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐘 𝐋𝐔𝐆𝐀𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐈𝐏𝐈𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐒𝐄𝐍𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄𝐒. 𝐄𝐋 𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐌𝐀𝐍𝐈𝐏𝐔𝐋𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐀𝐒𝐓𝐔𝐓𝐎. 𝐔𝐍𝐀 𝐋𝐈𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐑...