- 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 -

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Me había pasado toda la mañana y parte de la tarde en algunas reuniones de trabajo. La verdad es que no había tenido para nada una buena mañana, había tenido que tener algunas conversaciones duras con uno de mis clientes, al cual tuve que ceder a todo lo que yo le estaba pidiendo.

Adoraba mi trabajo, adoraba estar en el mundo de la moda, poder hacer sentir a las personas únicas. Pero había algunas veces que se me complicaba, sobre todo cuando personas que llevaban en este mundo más tiempo que yo querían pisarme y tirar mi trabajo a la basura, la que no estaba dispuesta a hacer, por que nadie mejor que yo sabía por todo lo que había pasado para llegar hasta aquí.

Al llegar al hotel no había podido aguantar y algunas lágrimas habían salido de mis ojos, me sentís frustrada y algo enfada. No me gustaba ponerme dura con clientes a los que conocía desde hace bastante tiempo, pero a veces era más que necesario.

Louis me había escrito para decirle que estaría con Lando y con unos amigos de este último.

También me había escrito Carlos para decirme que ya había reservado en un restaurante y que me esperaría a las ocho en el garaje del hotel.

Después de un baño largo más largo que lo común, empecé a vestirme, opte por ponerme pantalón de vestir con la parte de abajo ancha y un corsé del mismo color, para terminar me coloqué unas sandalias negras y un bolso rojo. Mi pelo estaba suelto y ondulado, en cuanto a mi maquillaje era de lo más sencillo.

Mientras estaba esperando a que llegara la hora que Carlos me había mandado las dudas empezaron a rondar por la cabeza. No se si estaba segura de que esto era bueno para nuestra "relación" ahora mismo, por un lado hacia mucho tiempo que no nos veíamos y quería compartir un rato con el aun que fuera. Pero por otro lado estaba el miedo de que esto no estuviera bien, que no fuera lo correcto y de que no llegáramos a nada bueno, pero mi madre siempre me decía que tenía que hacer caso al corazón y ahora mismo lo que mi corazón me pedía es compartir con Carlos esta cena.

Cuando llegó la hora rápidamente quite todos esos pensamientos que estaban rondando en mi cabeza y salí de mi habitación, baje hasta el garaje del hotel y una vez estuve allí busque a Carlos con mi mirada.

- ¿Hola? - pregunté al no ver al chico en ningún sitio.

Tal vez estaba bajando todavía.

En cuanto dije el "Hola" las luces de un Ferrari negro se encendieron dándome a entender que Carlos estaba dentro de ese auto.

Así que caminé rápido hacia el.

Entre en el coche y Carlos me miró con una sonrisa.

- Te iba a esperar fuera del coche, pero pensé que alguien podía bajar al garaje. - dijo nervioso.

- No te preocupes, lo entiendo perfectamente. - contesté con una sonrisa - Que elegante te has puesto señorito.

- La ocasión lo merecía. - dijo sonriendo como un tonto - Tu también estas muy guapa Atenea.

- Lo estoy, tienes razón. - solté un risilla nerviosa.

*** *** ***

El restaurante que había elegido Carlos era un elegante, pero a la vez era muy privado, en el cual no había mucha gente y podíamos hablar tranquilamente. Desde la mesa en la que estábamos se podían ver algunos de los edificios más altos de la cuidad, alumbrando la noche y el cielo oscuro. 

- ¿Qué te parece? - me preguntó Carlos cuando los primeros platos llegaron.

- ¿El lugar o la comida? - dije riéndome.

'¿Por que estaba tan nerviosa?'

- El lugar es muy bonito, me gustan las vistas que tiene. - le conteste.

- Eso esperaba, la verdad es que hice una lista de lugar a los que podía llevarte a cenar. - confesó - Pero parece que he acertado. - sonrío.

Pasamos un rato entre conversaciones banales, hasta que los dos empezamos a encontrarnos más a gusto, algo que no fue muy difícil por que Carlos era bastante bueno sacando temas en lo que hablar.

- ¿Te gustaría contarme lo que has estado haciendo estos meses? - preguntó Carlos mirándome a los ojos.

Trague duro ante la pregunta.

- Solo es si tu quieres, no pasa nada. - dijo al ver mi gesto.

- No te preocupes, no esperaba que fuéramos hablar de estos meses, pero puedo contarte sin problema. - le conteste antes de beber vino.

Carlos me sonrió.

- En ese caso soy todo oídos. - dijo el chico bebiendo de su copa

- Pase los meses en Italia, en la Toscana. - por fin sabía donde había estado todo este tiempo - Alquile una villa y Lily se vino conmigo para que no estuviera sola.

- ¿Asi que todo este tiempo has estado en Italia? - preguntó y yo asentí.

- Tuve mucho tiempo para trabajar, no solo en mi trabajo, si no en mi misma. - comencé a hablar de nuevo - El primer mes fue el más complicado, a penas salía de la cama, ni si quiera para comer y Lily se enfado mucho conmigo. Después fue algo más fácil me centre y empecé ver la vida de otra forma, tenía casi siempre el teléfono privado apagado, me centre mucho en mi trabajo.

Carlos agacho su cabeza y soltó un suspiro.

- Siento tanto todo esto, siento que hayas tenido que pasar por esto. - dijo sin ni si quiera mirarme.

Estiré una de mis manos por encima de la mesa para que Carlos la cogiera.

- Mírame. - mandé.

Carlos me miró y vi el arrepintiendo en su mirada.

- No quiero que te sientas mal, creo que los dos ya los hemos pasado bastante mal...

- Me odio por haber hecho lo que hice, no te merecías nada de eso y yo soy un completo imbécil que no te merece. - dijo triste - No merezco ni que me mires a la cara.

- ¿Y de que vale que nos odiemos? - pregunte y el me miró - No nos vale de nada, han pasado los meses y creo que los dos hemos aprendido, que somos diferentes.

- Me separe de todo el mundo al que quería, odiaba todo, me odiaba a mi mismo. - me confesó.

Apreté la mano de Carlos y acaricie con uno de mis dedos con suavidad.

- Nunca deberíamos aislarnos del mundo y mucho menos de las personas que nos quieres. - le dije - Eso es algo que los dos hemos hecho mal.

Carlos me dio una pequeña sonrisa al ver nuestras manos unidas.

- Dejemos esto atrás, ahora solo podemos miras hacia delante y yo no quiero que te vayas de mi vida Carlitos. - sonreí ampliamente al ver como sus ojos se iluminaban al escucharme llamarle como lo hacia antes.

- Nos merecemos esta oportunidad. - asentí - Me gusta estar aquí y estar aquí contigo me gusta aún más.

- A mi también, pero se nos ha hecho tarde y tu tienes carrera mañana. - le dije.

Carlos hizo un puchero con sus labios y yo rodé los ojos.

- Eso ha sido infantil. - le dije riéndome.

- Eso es por que te estoy aburriendo y te quieres deshacer de mi, por eso quieres que termine esta cena. - dijo entrecerrando los ojos.

- Para nada Carlitos, bien deberías saber que haría cualquier cosa para que esta cena no terminara esta noche. - le confesé con una sonrisa de lado.

𝐒𝐌𝐎𝐎𝐓𝐇 𝐎𝐏𝐄𝐑𝐀𝐓𝐎𝐑 - 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐈𝐍𝐙 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora