- CARLOS SAINZ -
En los libres me había ido bastante bien y había quedado en una muy buena posición en la parrilla, por lo que estaba decidido a subir esos puestos que me quedaban para ser el primero. Quería que Atenea me viera de nuevo subido en el podido y dedicárselo.
Estaba descansando antes de la carrera en mi motor home cuando alguien llamo a la puerta.
- Carlos una chica pregunta por ti, dice que si puede pasar. - abrí los ojos cuando escuche la voz y pensé que mi novia querría verme antes de que me subiera al monoplaza.
- Déjala pasar. - dije levantándome de la pequeña cama donde estaba descansando.
La puerta se abrió y entro la persona que menos me esperaba ver aquí en estos momentos.
- ¿Qué haces aquí Elizabet? Creí haber sido muy claro contigo cuando te dije que no quería que nos volviéramos a ver. - dije sintiéndome tenso.
La última vez que la vi deje todo bien claro, no quería seguir siendo infiel a Atenea y que ahora Elizabet se plantara aquí, sin más, me ponía de los nervios ya que había sido muy claro con ella.
- ¿Estabas hablando enserio cuando dijiste todas esas tontearías? - dijo ella rodando los ojos.
- Claro que estaba hablando enserio, no quiero seguir con esto, no quiero seguir con nada que tenga que ver contigo ¿lo entiendes? - me acerqué a ella amenzadamente - Me das asco.
- Tanto asco no te debo de dar cuando hace tan solo unos días estabas metido en la cama conmigo, gimiendo mi nombre mientras me follabas. - dijo apuntándome con uno de sus dedos. - Así que deja de decir tonterías que no te crees ni tu.
- Elizabet basta, tienes que entender que lo nuestro se ha acabado, no seguiré con esto. - le dije una vez más, pero esta vez más tranquilo - Amo a Atenea y no se merece lo que le he estado haciendo.
- ¿Ahora no se lo merece? - preguntó irónica - Pero cuando me escribías para que nos viéramos te daba completamente igual lo que ella pudiera pensar.
Sentí como mi corazón se apretaba y dolía, con esas palabras tenía toda la razón.
Era un imbécil.
- Es una pena que se enterara de todo lo que le has estado ocultando estos meses ¿no crees? - preguntó con malicia.
- Tu no le dirás nada. - le dije firme.
- Tal vez la busque, le diga que quiero ver con ella la carrera y pueda contarle algunas cosas. - cogió mis manos con las suyas.
- No te acerques a ella. - alcé la voz - No harás nada de lo que estas diciendo.
La puerta del motor home sonó y me separe de la chica como si me estuviera quemando.
- ¿Amor estás ahí? - escuche preguntar a Atenea al otro lado de la puerta - ¿Carlos?
La puerta se abrió poco a poco dejándonos ver a mi y a Elizabet sentados yo en la cama y ella en una de las sillas que había en la pequeña habitación.
- Hola Atenea. - dijo Elizabet con una sonrisa - Estaba deseando verte, Carlos me ha dicho que estabas por aquí.
La chica se levantó y saludo a mi novia quien tenía una expresión en su cara de no saber que era lo que estaba pasando.
- Elizabet a venido a desearme buena suerte, pero ya se iba la están esperando. - dije para que la otra chica se fuera.
Elizabet cogió su bolso y me dio un última mirada, antes de darse la vuelta y mirar a mi novia.
- Espero verte pronto preciosa. - dijo antes de salir de motor home.
Cuando la puerta se cerro miré a mi chica quien seguía con la misma expresión de antes en su cara.
- Creo que me voy a buscar a Lily. - dijo mirando hacia otro lado - Será mejor que te concentres para la carrera.
Me acerqué a ella y rodeé su cuerpo con uno de mis brazos, acercándola más a mi.
- ¿Qué hacía ella aquí? - preguntó mirándome a los ojos.
- No estaba deseando suerte a su amigo pequeña. - dije acariciando una de sus mejillas con su manos - No tienes por que preocuparte por nada nena.
Besé los labios de Atenea con un pequeño beso.
- No me gusta esa chica Carlos, solo es eso. - dijo y la entendía perfectamente - Cuando esta cerca todo es raro, me mira como si fuera más que yo y es que de verdad pienso que lo crees.
Elizabet era así con todas las mujeres, se sentía superior a ellas, se creía una marquesa.
- Tampoco es tan mala. - dije sin pensarlo.
- No dicho que lo sea, pero no me da buenas vibras. - dijo ella y yo asentí con la cabeza - Pero dejemos de hablar de ella, había venido para desearte buena suerte.
Rodeé con los dos brazos a la chica y la peque a mi pecho para besarla suavemente mientras la abrazaba.
- Te amo Carlos. - me dijo sonriendo después del beso - Eres el mejor nunca lo olvides.
- Ganaré para ti amore. - le dije sonriendo.
*** *** ***
- ATENA CRUZ -
La carrera estaba por finalizar, había estado toda ella con el corazón en un puño por que había sido una carrera tremenda. Carlos iba el primero, estaba siendo así desde aproximadamente las últimas seis vueltas, solo dos más y seria el campeón del Gran Premio de Mónaco.
- Tranquila amore, ya es suyo. - me dijo Lily rodeándome con uno de sus brazos al ver que no apartaba la mirada de la pantalla que tenía frente a mi - No sabía yo que esto sería tan emocionante. - dijo riendose esta vez.
Carlos cruzo la línea de meta y yo salté del taburete en el que estaba sentada, abracé Lily mientras sonreía como una completa idiota.
- Vayamos a fuera. - tiré de la mano de mi amiga hacia afuera del box para esperar a Carlos.
Minutos más tarde Carlos aparco el monoplaza y se bajo de este para celebrar con sus compañeros de quipo. Después de acercó a mi sonriendo como si fuera un niño pequeño.
- Eres mi campeón. - le dije cuando me abrazos mientras me alzaba en el aire - Te amo muchísimo.
- Esto es para ti. - me dijo Carlos entre besos - Te adoro Atenea, de verdad que lo hago.
Después de ese gran show que dimos a todos lo que estaban allí y a las camaras, Carlos se fue a preparar para subir al podido una vez más.
Me sentía nerviosa, no era la primera vez que le veía subir al podio como campeón, pero siempre había algo que me hacia sentir así.
Se merecía todo lo bueno que le pasase.
Le quería más que a mi vida.
Y estaba completamente enamorada de él.
Moría por el.
Estaba tan orgullosa de él...
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𝐒𝐌𝐎𝐎𝐓𝐇 𝐎𝐏𝐄𝐑𝐀𝐓𝐎𝐑 - 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐈𝐍𝐙 -
Teen Fiction𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐁𝐔𝐄𝐍𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀. 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐘 𝐋𝐔𝐆𝐀𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐈𝐏𝐈𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐒𝐄𝐍𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄𝐒. 𝐄𝐋 𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐌𝐀𝐍𝐈𝐏𝐔𝐋𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐀𝐒𝐓𝐔𝐓𝐎. 𝐔𝐍𝐀 𝐋𝐈𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐀𝐌𝐀𝐑...