CAPITULO 12

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PASADO

Un estruendoso ruido se escuchó en sus aposentos, hace días no se levantaba de su cama. – maestra hoy no tengo apetito, por favor quiero estar sola. – hablo levemente.

La persona que se encontraba en aquella cama no podía ser su bella amada, el coraje que sentía no tenía límites, pero armonizo su estado para poder acercarse más. – Por qué no quieres comer mi bella luna. –

Aquella voz la hizo temblar, al inicio pensó que se trataba de una mala jugada de su mente, pues realmente extrañaba a su príncipe rebelde, pero aquella voz volvió, pero más cerca.

– es porque me extrañas. – contuvo las ganas de ir con su padre y reclamarle, incluso si ello conllevaba perder la vida.

Se levantó de un salto y camino hacia de dónde provenía aquella voz que había extrañado desde hace 2 meses atrás. – tu. – abrió más sus ojos, habían sido días muy agonizantes. – tu. – volvió a repetir incrédula, no podía creer lo que sus ojos veían, ver la figura de su amado, tan lastimada frente a ella le hizo creer que este había sido expulsado del palacio porque cometió alguna locura.

-No te preocupes, no he cometido alguna locura. – le calmo, pues ya podía imaginarse que pasaba por la cabeza de la luna. – Solo he dejado mi don completamente con mi padre y me he tomado unos meses libres con permiso del creador. – hablo al ver el rostro pálido de su amor.

Las palabras nunca salieron por parte de la diosa, pero las lágrimas delataban lo emocionada que estaba al ver otra vez a su amor. En un segundo la joven se encontraba abrazando a INTI. – porque demoraste tanto. – cuestiono entre lágrimas.

Como siempre tan mandona, sonrió suave; porque su cuerpo realmente estaba muy lastimado y a cualquier movimiento se intensificaba. – Lo siento mi reina. – se disculpó besando su coronilla. – Pero estaba ideando un plan para protegernos a ambos. – sonrió al sentir que no fue el único que cayó en desespero al verse separados.

Quería formular un sinfín de frases, pero simplemente no podía, se siente feliz, preocupada, tiste, agobiaba y un sinfín de más emociones. – Yo siento que muero sin ti. – hablo hipando, cuando pudo formular una de las tantas frases.

Como no amarla. – Yo siento lo mismo mi hermosa luna; perdón por demorar tanto. – se disculpó y se aferró más a la hermosa mujer.

Las lágrimas no dejaban de brotar de su ojos. – No importa, ya. Ahora estás conmigo. – dijo, mientras tomaba el rostro de su eterno amado, entre sus manos.

- A partir de ahora para siempre mi diosa. – hablo firme, reafirmando lo que en su segundo encuentro le prometió.

Y ese fue el inicio de la guerra interna que se desato en el palacio real, al descubrir al quinto mes de la partida del joven sol, que se encontraba en el palacio de la joven KILLA.

- Hermano como nos has podido controlar a tu hijo. – grito alterada la maestra de la luna.

Este solo le compete a él. – No es culpa de mi padre, fui yo quien desobedeció su orden. – hablo INTI, enfrentando a la maestra de ahora su mujer la luna.

Con la ira carcomiéndole los huesos regreso a mirar al joven. –Tú no te metas, porque en estos momentos soy capaz de quitarte la vida. – hablo fríamente, luchando contra sus impulsos.

Aún seguía siendo su hijo, el heredero de los cielos. – No te atrevas a tocar a mi hijo. – exclamo el sol en voz alta, mientras llegaba hasta donde se encontraba su hijo arrodillado, golpeado, lastimado y atado.

Digno hijo de su padre pensó y se encolerizo más. –Pues eso debiste pensarlo antes de dejarlo libre hermano. – sus palabras salieron con odio.

Como se atrevía a cuestionar sus decisiones. – Sabes que eres inferior, pero aun así te atreviste a lastimar al príncipe heredero. – respondió con la misma intensidad con la que le había hablado su hermana.

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