CAPITULO 40

1 0 0
                                    


Se sintió observada incluso cuando caminaba sola o estaba en su salón de clases, la sensación comenzaba a abrumarle de sobremanera. Faltaban solo dos días para presentarse en el palacio como diosa, el hormigueo que viajaba desde el inicio de su columna le hacía dudar si sería capaz de resistir los días en el palacio.

– estas asustada. – esas son las dos palabras que rondaban en su cabeza, cada vez que una hora pasaba en el día; sentía que su cuerpo inconscientemente se preparaba para una batalla que no libraría fácilmente; su mente no se queda atrás, porque a diferencia de las semanas anteriores cuando aún no sabía que tenía que ir más allá de las cumbres no prestaba la suficiente atención a SAYRI cuando había comenzado a entrenarle.

– jóvenes espero que su trabajo ya esté terminado. La próxima semana comienzan las exposiciones. – comento el profesor observando a sus alumnos.

– si. – respondieron todo en un solo coro; menos sirena que seguía sumergida en sus pensamientos.

Y ahí estaba otra vez ese extraño sentimiento de estar siendo seguida por alguien, desde que salió del salón de su última clase del día; los jueves suele terminar más temprano de lo común dándole ventajas de unas horas antes de entrar a trabajar. Ni siquiera podía almorzar tranquilamente; comenzó a creer que esto solo era producto de su imaginación a causa de su nerviosismo por lo ya pasado y también por el día de la presentación; por ende, no le había dicho nada a SAYRI.

Pero hoy tenía aquel malestar de que algo no estaba bien y que debía regresar a casa, pero no podía darse el lujo de faltar a su trabajo cuando había estado de descanso por un mes casi; aún seguía haciendo papeleos de esos días en los que no trabajo.

Ya en el trabajo trato de concentrase en sus labores que parecían nunca terminar. Tenía una inmensa lista de cosas por hacer, documentos que revisar y presentar a su jefe para que sean firmados.

Comenzó a leer uno de los archivos, cuando su teléfono sonó.

– Srta. Sirena por favor puede venir a mi oficina. –

– Si señor. –

Se levanto rápidamente de su silla para emprender camino a la oficina de su jefe; toco la puerta de la oficina, pero no recibió respuesta así que simplemente se decidió a entrar. No se sorprendió, ver que su jefe se encontraba muy concentrado observando el monitor de su computadora con el entrecejo fruncido.

– señor. – volvió a pronunciar para obtener su atención; pero no encontró respuesta así que decidió avanzar unos cuantos pasos más para que su presencia se captada. – Señor. Que es lo que desea. –

Esta vez su jefe levanto su rostro encontrándose frente a frente. – Quiero que revises el contrato con la empresa S.R.L "DINO"; que sea tu prioridad en estos momentos. – finalizo.

– Si señor. –

– Te puedes retirar. –

Dicho esto, regreso a su escritorio y retomo sus labores.

Las horas pasaron rápidamente y ya se encontraba acomodando sus cosas para la salida; el contrato que le encomendaron revisar en la tarde, ahora ya se encontraba entre las manos de su jefe con todas las pautas correspondientes.


...


– Algo está pasando con sirena. – hablo repentinamente.

Su hermano que se encontraba a su costado lo regreso a mirar. – por lo que veo, no me has prestado ni la más mínima atención de lo que te estado diciendo. – le reprocho el más alto.

DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora