Capitulo 11

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Lilian

Desperté por los rayos del sol que entraban por mi ventana, no dejaba de pensar lo qué pasó ayer con Joel, nos besamos, pero yo lo odiaba, por todo lo que me había dicho, pero algo dentro de mi decía que el no era así, que tenía que conocerlo.

Me di una ducha muy larga, ayer después de la fiesta, ver cómo peleaba Joel y ver cómo ganaba, quede exhausta, aparte que tome sin control, el mismo me trajo de regreso a casa, estaba ebria pero aún así recordaba todo.

Baje a desayunar, más bien, almorzar ya que eran las doce de la tarde, me preparé un sándwich y un café frío ya que hoy no trabajaba Mari. Decidí tratar de llévarme mejor con Joel ya que ese beso no salía de mi cabeza.

Termine de hacerme mi almuerzo y me senté en la gran mesa, estaba sola, como siempre.

— Otra vez, comiendo sola. — dije para mi y después solté un suspiro.

— ¿Quien dijo que estabas sola? — me asuste tanto que me atragante con mi sándwich. — Tranquila, no quiero que mi hermanita se me muera. — dijo riendo.

— Te e dicho millones de veces que avises que estás aquí. — dije mirándolo mal.

— Tranquila hermosa, no es para tanto. — se acercó a mi. — ¿Estas bien? — me miro.

— Lo estoy, pero no hagas eso, me vas a matar. — dije tomando de mi café.

El entró a preparase su almuerzo, no dejaba de mirarlo, realmente es muy guapo, demonios, ¿porque nunca me había dado cuenta de eso?

— Soy guapo, lo se. — dijo como si hubiera leído mis pensamientos.

— ¡Que! — dije mirando mi plato para disimular.

— Se que me estás mirando, las personas sentímos cuando nos miran. — se rio, que linda risa.

— Ah, bueno... — no dije nada más y seguí comiendo en silencio, el término y se sentó conmigo para comer.

— No estás sola, comeré contigo para que veas que no soy malo. — yo sonreí.

— Gracias, supongo. — susurre, por primera ves no estábamos peleando.

— Te das cuenta que es la primera ves que no discutimos, qué bien se siente, ojalá fueras así siempre. — dijo dándole un mordisco a su tostada.

— Ojalá tú fueras así siempre. — alce una ceja y volví a sonreír.

— Quiero que nos llevemos bien, viviremos juntos mucho tiempo y no quiero seguir así contigo. — me miro con una sonrisa.

— Yo tampoco quiero llevarme mal contigo pero a veces tú lo haces difícil. — mordí mi sándwich.

— Trataré de ya no pelear contigo, pero tú también pon de tu parte. — sonrió, así seria, no quería seguir tratándolo así.

Seguimos comiendo mientras hablábamos de la fiesta de ayer, entre risas, me la estaba pasando bien, estaba conociendo a un Joel diferente, aunque todavía no me sentía en confianza para contarle todo de mi, sentía que en cualquier momento íbamos a volver a pelear y mejor así.

— Me da gusto que por fin estén conviviendo. — escuchamos la voz de Patricia a nuestras espaldas.

— Mamá, qué haces ahí. — dijo Joel mirándola mal.

— Solo no quería interrumpirlos. — se acercó a nosotros con una sonrisa.

— Aún así mamá, debes respetar nuestro espacio, sabes que odio que escuchen pláticas ajenas. — dijo muy serio, en este momento era otro Joel, el Joel que tanto me caía mal.

— Hijo, yo solo... — no terminó de hablar ya que nuevamente Joel intervino.

— No mamá, siempre quieres escuchar mis pláticas con otras personas, sabes que detesto tanto eso. — de verdad no podía creer que le hablara así a su propia madre.

— Oye, no te permito que le hables así a tu mamá, respétala, no deberías comportarte así. — lo miré enojada, ya me había sacado de mis casillas.

— No Lilian, es mejor que no te metas. — me dijo y se levantó de la mesa. Ya volvíamos a discutir.

— Chicos, no discutan, solo discúlpenme por escuchar su platica. — dijo Patricia un poco nerviosa.

— No tienes porque permitir que él te hable así Patricia, es tu hijo. — la miré y después a Joel.

— Sigues siento la misma problemática, ni se porque intente llevarme bien contigo, niñita de papi. — me enoje mucho, el que no cambiaba era el.

— Contigo no se puede Joel. — me levante de la mesa y me fui a mi habitación.

Joel

— No se que voy a ser contigo Joel, siempre le buscas problemas a Lilian, entiende que debes llevarte bien con ella, ahora es tu hermanastra. — me dijo mi mamá mirándome mal.

— Ella es la que se mete en todo, intente hacer las cosas bien y mírala. — me volví a sentar.

— Quiero que cambies esa actitud. — bufé, por supuesto que no le haría caso.

— Yo lo intente, ella también debería cambiar su actitud y dejar de ser tan niñita. — solo de pensar en su actitud me daba rabia. 

— Joel, ella solo me defendió, ¿porque siempre dices que es una niñita de papi? — seguía con su mirada clavada en mi.

— No ves como se comporta, es igual que todas las niñitas ricas que su papi le compra todo, es una engreída. — desvíe la mirada.

— Estas equivocado Joel, la estás juzgando sin conocerla bien, ella no es como todas, ella es agradecida, es linda y no es engreída. — me miro mal, al parecer ya la estaba hartando.

— Hay mamá, llevas poco de conocerla, pero bueno, no pienso volver a hablarle al menos que ella me pida disculpar por lo de ese rato. — ella soltó un suspiro y me volví a sentar a comer.

— Me tienes harta Joel, soy tu mamá y te amo pero tu actitud me molesta, vas a vivir con ella y no quiero que sigas comportándote así. — se dio la vuelta para irse, yo rodé los ojos, me levante de la mesa y me fui a mi habitación.

Me tire en la cama y cerré mis ojos frustrado, extrañaba mi casa, mi familia, extrañaba todo. Mi vida cambió desde que mi madre conoció a Lucas y se le metió la idea de casarse, no la juzgo, pero yo no quería que mis padres se separaran. Se que la culpa la tuvo mi papá por maltratar y serle infiel a mi madre pero teníamos una familia.

Yo era hijo único, mis papás nunca quisieron tener más hijos por lo tanto solo era yo, siempre me sentía aburrido, no tenía con quien jugar ya que mis primos vivían lejos, con el trabajo de mi padre casi siempre teníamos que viajar y nunca estaba estable en una escuela, gracias a todo eso yo también sufrí un poco y por eso soy muy cerrado con las personas.

A pesar de eso mis papás siempre estaban conmigo, unidos como la hermosa familia que éramos, salíamos a pasear, comíamos en familia, nos divertíamos juntos a pesar de sólo ser tres. Extrañaba esos momentos, y bueno, se que tengo veintidós años pero de verdad extraño pasar tiempo con mis padres aunque estén separados. Extraño platicar con mi madre y contarle mis cosas, la amo, pero desde que ellos se separaron me alejé mucho de mi mamá aunque ella no tenía la culpa de lo que mi padre le había hecho, yo si pensaba que ella era la culpable.

"Un amor imposible" - Joel de León.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora