Joel
Desperté por la ruidosa alarma que sonaba sin parar, miré a mi costado y el ruido venía del teléfono de mi mujer, bostecé aún con sueño, estiré mi mano para apagarla y poder seguir durmiendo.
—Déjala que suene, aún así tengo que despertarme —dijo ella aún sin abrir sus ojitos.
—¿Por que pusiste alarma? —le dije regresando su teléfono a la mesita de noche.
—Tengo varias citas en el hospital, las estuve aplazando desde hace una semana y ya no puedo seguir haciendo eso, de hecho, desde el primer momento que las aplace ya es una falta de respeto, habla muy mal de mí ética y profesionalismo —me sosprendi por sus palabras, pero sonreí y la miré, seguía sin abrir los ojos.
—Entonces voy despertándome para hacerte el desayuno y llevarte —le di un beso en la frente y me iba a levantar de la cama.
—Quédate otro rato más, puedo llegar un poco tarde —jalo mi brazo haciendo que nuevamente me acostara a su lado.
—¿Como amanecieron los amores de mi vida? —dije besando sus labios.
—Mmh, no de muy buen humor —frunció el ceño mirándome.
—Lo noté desde que despertarse —confesé riendo.
—Tengo nauseas —me miro con cara de asco.
—Ay preciosa, ¿Por que no te quedas en casa? Avisa que te sientes mal —dije acariciando su mejilla, sabía que diría que no, pero no quitaba nada intentando.
—No, no y no amor, ya cancele varias citas, se me pasará, tranquilo —beso mis labios, era un poco necia, pero la amaba.
—Está bien nena, pero entonces déjame ir contigo —me levante de la cama.
Entre al baño y lave mis dientes, ella se levantó de la cama, camino hasta el baño donde yo estaba y se recargó en el umbral.
—Eres muy sobre protector —se cruzó de brazos divertida.
Reí mientras enjuagaba mi boca.
—Solo los estoy cuidando, nada más —limpie mi boca con una toalla limpia, la jale despacio del brazo y la pegue a mi—. Báñate nena, iré a hacerte el desayuno —le di un cálido beso.
—Gracias mi amor, te amo —me dio un pico, se quitó toda la ropa y entró a la ducha, lamí mis labios y salí antes de terminar haciendo algo indebido.
Baje a la cocina, como últimamente no había estado tanto tiempo en mi casa las cocineras y el personal no se encontraba aquí, por lo tanto me tocaba hacer yo el desayuno, no me disgustaba pero me daba pereza. Saque algunos huevos, tocinos, frutas y algunas verduras. No lo niego, si amaba la cocina, podía pasar horas cocinando y no me aburría.
Puse el sartén en la estufa y empecé a hacer los huevos revueltos, piqué la fruta, puse las verduras en una olla con agua y la puse a hervir. Al terminar puse la mesa, prepare jugo de naranja y cuando iba a subir a hablar a Lilian ella apareció por las escaleras con un lindo vestido verde que le llegaba arriba de las rodillas, se veía preciosa, su pequeña panza que ya se empezaba a notar lucia muy bien.
—La ropa me está empezando a dejar de venir —bufo entrando al comedor.
—Te ves preciosa —la mire de arriba a abajo con una sonrisa, realmente se veía bellísima.
—Gracia, yo no me siento bien, se que es normal pero mírame amor, me veo cero atractiva —renegó sentándose en la silla, tomo una fresa de las que habían en el plato y la metió a su boca.
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"Un amor imposible" - Joel de León.
RomansaTodo empieza con mi padre dándome la noticia que se iba a casar con una mujer la cual yo nunca había conocido, así es, mi padre había llegado de su viaje de "negocios" muy feliz, ni siquiera había sido un viaje de negocios, si no unas vacaciones con...