Capitulo 48

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Lilian.

Estaba confundida, no iba a negarlo, volver a verlo era como si nunca se hubiera ido, claro que quería que me besara pero no lo hizo y lo entiendo, respeto mi espacio. Quería correr a sus brazos y nunca soltarlo, lamentablemente eso no pasaría, yo tenía una vida y un futuro junto a Chris mientras él de seguro ya tenía a alguien más.

La idea de que otra mujer ocupara su corazón me hacía enojar tanto, yo quería ser esa mujer, la mujer de su vida, pero tampoco podía ser egoísta cuando yo estaba en una relación con Chris.

Después de ir a checar a mi paciente y dejarle algunas instrucciones a la enfermera regrese con Joel, lo miré mientras me acercaba, estaba concentrado en su teléfono.

—Listo, podemos irnos —lo miré serena.

Tampoco quería que pensara que me moría por estar a su lado, aunque en realidad si lo hacía.

—Bien, vamos, mi coche está afuera —guardo su teléfono en su pantalón.

Caminamos hasta la salida, entramos al estacionamiento del hospital y ahí estaba un lindo auto rojo, era demasiado precioso, me abrió la puerta del auto, entre y después lo hizo el.

—¿Puedo pediste un favor? —dije lamiendo mis labios.

—El que quieras —cerró la puerta.

—Podrías llevarme a mi casa, tengo que llevarle algunos regalos a los niños —jugué con los anillos de mis dedos.

—Claro, ¿Donde vives? —miró a su chofer quien puso el auto en marcha.

—Calle Sunset Boulevard —dije mirando al frente—. Casa 102.

—Ya escuchaste, vamos para allá —le dijo a su chofer quien asintió.

El camino a mi casa fue un poco incómodo, sin duda todo había cambiado, es como si realmente fuéramos dos completos desconocidos, ni él sabía nada de mí ni yo de él. El habernos encontrado, ¿Fue el destino o solo una casualidad de la vida? ¿Porque apareció en mi vida justo ahora? Justo cuando yo estaba muy bien. Pero supondré que por algo pasan las cosas.

—Llegamos —anunció Joel sacándome de mis pensamientos.

—Ahora vuelvo —salí del auto.

Entre a mi casa, hablé a una de las muchachas para que me ayudaran con las bolsas de juguetes. Salí con dos en mano mientras que la muchacha de la limpieza me ayudaba con otras dos.

—¿Podrías abrir la cajuela? —dije morándolo por la ventana.

—Abre la cajuela —le dijo a su chofer quien obedeció, el bajo del auto y se acercó a mi—. ¿Necesitas ayuda?

—Tengo otras bolsas adentro —asintió, caminé hasta adentro mientras él me seguía.

—Linda casa —dijo mirando todo.

—Gracias, son esas —señale las bolsas.

El las agarro y se las llevo hasta el auto, agarre la última que quedaba y salí, me ayudo a meterlas a su auto, cuando ya eran todas me abrió la puerta del auto, subí y luego subió el.

—Le pedí a mi mano derecha que nos mandara varios platillos a la fundación, para los niños, por si no te molesta —dijo mirando su teléfono.

—Está bien, por mi no hay problema... gracias —sonreí leve, saqué mi teléfono y respondí un par de mensajes.

El camino a la fundación fue rápido y menos incómodo, él venía viendo su teléfono mientras que yo solo veía por la ventana.

—Señorita Lili, hola —me saludo una niña cuando entre al lugar.

"Un amor imposible" - Joel de León.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora