Capítulo 12: Comprendo

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Al día siguiente divisaron las primeras casas a lo lejos, granjas a las afueras del pueblo. Fue bastante reconfortante saber que ya estaban llegando.

A pesar de la ansiedad, Robín parecía estar de mejor humor, así que las bromas y burlas en el camino no se hicieron esperar. Aunque Arturo replicaba y lo observaba con desgana, lo cierto es que en el fondo se divertía. Hacía mucho que alguien no lo estimulaba de aquella manera, provocando algo más que cansancio y molestia en él. Pero esto también hacía que la culpa comenzase a carcomerlo por dentro.

Merlín no quiso decirle a Robín sus sospechas sobre el ataque a Nottingham, probablemente por miedo a su reacción, pero merecía saber la verdad. Robín le había dado un voto de confianza a Arturo y a Merlín, algo que no era fácil para él, y ambos le estaban mintiendo.

«Tengo que decírselo» aceptó.

—¿Va todo bien? —le preguntó Robín al verlo tan distraído—. Andas en otro mundo. —Robín temía haberlo incomodado por la charla de anoche. Parecía inquieto desde entonces—. ¿Es por lo que hablamos en la laguna? ¿Tanto te afecta que alguien te dé un voto de confianza?

—¿Confías en mí? —preguntó Arturo de repente.

—¿Tal vez? —La verdad, no lo tenía claro—. No voy a afirmar nada aún. Pero por el momento, intentaré hacerlo. Aún vamos a pasar mucho tiempo juntos, no quiero tener problemas contigo.

—Yo tampoco —murmuró Arturo algo bajo—. Oye, ¿puedo preguntarte algo?

—Depende el que.

—Te marchaste de Nottingham... —Robín detuvo al caballo— ¿por qué?

Por la expresión de Robín se notaba que aquella pregunta lo incomodaba.

—No... No contestaré a eso.

—Bien. Pero respóndeme otra cosa. —Robín no quiso mirarlo—. ¿Querrías volver? O sea, ¿aún te importan?

Arturo no tenía tanto tacto como él creía, pero por lo menos había preguntado de manera suave, aunque directa. Robín apreciaba a eso, así que contestó:

—Creo que sí. Me críe allí... —Suspiró algo triste, con dificultad para seguir hablando de ello—. Estuve muy solo durante mucho tiempo, pero la gente de Nottingham, en su mayoría, la más humilde, es muy honrada, y me ayudaron en muchas ocasiones...

—¿Pero?

Arturo sabía qué había más detrás, algo tenía que haber pasado para que llegara al extremo de tener que huir de Nottingham, puesto que ya era buscado allí desde mucho antes. Pero a Robín le resultaba demasiado difícil hablar de ello, era algo que había intentado enterrar con el alcohol durante años.

—Ya no tengo a nadie allí —confesó con pesar.

Se atrevió a mirar a Arturo y este pudo apreciar la profunda pena en sus ojos, esa tristeza que lo ensombrecía y demacraba su corazón.

Debía decirle la verdad.

—¿Estarías dispuesto a volver... para salvarlos? —preguntó de repente.

Robín lo miró en ese momento como si lo hubiera descubierto en una mentira; cosa que en parte así era.

—¿Qué ocurre, Arturo?

Arturo tardó unos segundos en contestar.

—La maga cree que el primer heraldo podría estar en Nottingham.

Aquello le cayó a Robín como un cubo de agua fría.

—¿Qué? ¿Y por qué piensa eso?

—El Señor Oscuro necesita una presa fácil, a alguien que le otorgue poder y el control sobre un territorio, y el rey Juan es la presa más fácil. Es lógico pensar que iría directo a por él.

Robín y Arturo: El heraldo de Nottingham [LRDN #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora