Capítulo 26: Los Hood

212 38 13
                                    

A la espera de Merlín, los Hood no tenían mucho que hacer más que entrenar para mantenerse en forma para la batalla que se venía y ponerse al día con Robín. El ambiente era tan cálido como tenso. Los Hood eran amables con Arturo e intentaban integrarlo para que no se quedase solo en una esquina, pero este no sabía cómo interactuar con ellos, hacer amigos nunca fue su fuerte.

En cuanto a la relación de Robín y Arturo, todo siguió igual. Hablaban de vez en cuando y saltaban chispas entre ellos, pero la tensión los obligaba a separarse. Cuando una genuina sonrisa surcaba sus labios al estar juntos, terminaba desapareciendo por el recordatorio de que aquello no llegaría a nada.

No sabían cómo llevar la situación.

—Voy a ir a recolectar frutas, ¿quién se viene? —les dijo Mera una tarde.

—Yo. Necesito material —contestó Laura.

—Os acompaño —dijo Jay.

—Yo te ayudo, Mera —se ofreció Toush.

—¿Por qué no va Arturo con vosotros? —propuso Marc.

—Ehh, claro. No tengo ningún problema —dijo Arturo, algo incómodo por tener que pasar tiempo a solas con los hermanos de Robín.

—Nosotros podemos ir a pescar al río —propuso John.

—No. Alguien tiene que quedarse aquí. Long, ¿te vienes a pescar?

—Vale. Así pruebo las lanzas nuevas.

—¿Pescáis con lanza? —preguntó Arturo.

—Con buena puntería es más rápido que esperar a que piquen.

—Eso quiero verlo.

—Genial. Pues vamos, entonces —dijo Mera—, no se nos vaya a hacer de noche.

Comenzaron a tomar todo lo necesario para recolectar comida.

—Tened cuidado —les dijo John, antes de que se fueran.

—No os metáis en líos —dijo Robín.

—Pasadlo bien —dijo Marc, algo burlón, mirando a Arturo.

Las miradas de Robín y Arturo se cruzaron fugazmente, mientras este abandonaba la cueva. Robín soltó un suspiro cuando todos se marcharon y Marc y John se quedaron mirándolo fijamente.

—¿Qué? —preguntó algo inquieto.

—Habla de una vez —dijo John.

—Sí, ¿qué pasa con Pendragón, eh? —preguntó Marc.

—Es una larga historia.

John y Marc se miraron, antes de observar a Robín de nuevo.

—Tenemos tiempo —contestó John.

Robín no sabía ni por donde empezar, pero en parte agradecía que lo conocieran tan bien. Quizá ellos lo ayudarían a pensar con claridad.

Los Hood recogieron frutas que encontraron por el bosque: como bayas y moras. Arturo se acercó a Laura que recolectaba bayas de un arbusto.

—¿Necesitas ayuda?

—No.

—Mera me comentó que algunas eran venenosas.

—¿Sabes cuáles?

—No tengo ni idea.

—Mira. —Laura tomó dos bayas—. Las que tienen algún punto blanco son venenosas. Lo blanco es el veneno. Es paralizante. Mezclado con otras plantas podría ser mortal.

Robín y Arturo: El heraldo de Nottingham [LRDN #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora