La luz comenzó a disminuir por la repentina capa de nubes que cubrieron el cielo, justo cuando el fraile Rady se encontró cara a cara con el principal objetivo de los Hood.
—Sheriff. —Rady agarró su espada con fuerza. Le tenía miedo, era consciente de que no podía contra él, pero el rencor era más fuerte. El principe no era más que un peon, un pobre idiota con poder. El sheriff de Nottingham era el verdadero villano. El monstruo que se había apoderado de todo y los había torturado sin descanso. Todos querían su cabeza en una pica.
El hombre no había cambiado apenas en los últimos años, salvo por el notorio detalle de que, desde hacía unas horas, tenía quemaduras por la parte derecha de su cuerpo, en la cara, pierna y brazo. Su ropa estaba sucia y rota. El singular abrigo gris que siempre solía llevar, se encontraba medio quemado, pero se lo había dejado puesto a modo de burla, ya que lo tuvo todas y cada una de las veces que hirió al pueblo o asesinó a alguien.
Rady lo miró con rencor y el sheriff se rio con malicia.
—Parece que Dios no me quiere ahí arriba —mencionó con burla.
—Ni tampoco aquí abajo.
El fraile fue el primero en atacar, pero el sheriff no tuvo el menor problema para defenderse. Era un soldado, y Rady un simple fraile, no tenía ninguna posibilidad. Aun así, Rady no cesó, y atacó al sheriff con saña todo lo que su cuerpo le permitía, sin permitir que siquiera la repentina lluvia lo frenase. El sheriff peleaba con prepotencia y burla. Disfrutaba de hacer daño y más cuando sabía que tenía todo el control. Rady cayó al suelo malherido, con cortes en el cuerpo y el rostro hinchado. Su sangre se mezcló con la lluvia, creando un reguero de sangre a su alrededor.
—Eres patético. —El sheriff aplastó su espalda con el pie, impidiéndole levantarse y provocando que gimiera de dolor—. Siempre has sido un necio, un inutil. Tu vida no vale nada para mi, —Alzó su espada—, veremos si lo vale para tu creador. Saluda a Tuck de mi parte.
La espada del sheriff estuvo apunto de atravesar a Rady, antes de que Lya se le echara encima, con tanta fuerza que parecía haber salido propulsada. Se apresuró a golpear al sheriff antes de que este reaccionara, pero se recompuso enseguida y le devolvió el golpe, tirándola al barro.
—Lya... —murmuró Rady, desesperado, intentando moverse, pero no podía. Todo su cuerpo dolía y apenas podía ver. Pero sabía que era ella.
El sheriff agarró a Lya y trato de inmovilizarla.
—La muñequita quiere jugar —se burló.
Lya le propinó un rodillazo en la entrepierna, agarró el barro y se lo echó en la cara. Era sorprendente el aguante que tenía aquel hombre, cómo se recomponía de todo en un segundo, pero le dio tiempo a levantarse y apartarse de él.
El sheriff observó el arco a su espalda y el carcaj vacío.
—Te has quedado sin flechas. Seré justo entonces.
El sheriff dejó su espada y se dispuso a pelear simplemente con los puños. Lya sentía cómo le temblaba todo el cuerpo, el frío de la tormenta no era nada comparado con lo que le transmitía aquel hombre, pero prefería morir a someterse a él de nuevo.
—Tu reinado del terror ha terminado —dijo intentando sonar segura.
El sheriff se rio de nuevo, con una expresión desquiciada y teórica.
—Tiene tanta gracia que lo digas tú.
Lya lanzó el primer golpe, pero el sheriff lo esquivo y contraatacó con dos más, tan rápidos y certeros que ni los vio venir. Si bien la habilidad de la chica no se igualaba a la del sheriff, este debía reconocer que era buena, y tenía mucha resistencia. Daba igual cuantas veces la golpeara o tirase al suelo, ella siempre se levantaba.

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Robín y Arturo: El heraldo de Nottingham [LRDN #1]
FantastikSeguro que ya conocéis la historia del rey Arturo, de Camelot, de Excalibur y de Merlín. Y seguro que también conocéis la leyenda de Robín Hood y el pueblo de Nottingham. Pero, ¿y si Camelot y Nottingham no estuviesen dónde creíamos? ¿Y si existiese...