Al despertar la primera imagen que vio fue a Daemon, en un perfecto traje azul, acentuando a sus músculos. No tardo en incorporarse de la cama y llegar a él, ayudándole con el nudo de la corbata.
Daemon sonrió como agradecimiento, se miró en el espejo frente a él y el reflejo le gusto en demasía. Se podía acostumbrar a esos gestos de su parte sin ningún problema.
– Buenos días, hermosa – beso su frente para luego besar sus labios.
– Buenos días – respondió, aptando el brillo en sus grisácea mirada.
– Aun falta para que los socios lleguen, así que aprovechare para revisar que todo esté en orden. – ella asintió dejando un beso en su mandíbula recién rasurada.
Luego de su rutina mañanera, Naia decidió dejarse llevar. Unos baqueros cortos más de lo que le agrado y una blusa de tiras fue su elección debajo un bikini de dos piezas negro. Salió directo a la cocina, sirvió café dándole un sorbo al liquido cargado y cálido que le daría la suficientes energías para el día entero.
Desde la isla de la cocina podía ver a Daemon con dos chicos más, uno de ellos era su amigo y una mujer que por su vestimenta parecía ser la secretaria. Lo que dudo en el momento que ella se acercó a él mostrando el exagerado escote de sus senos, lo que le punzo en el estómago, la calma llego de inmediato al ver que él se concentró en los documentos en sus manos y no en ella, que persistía en llamar la atención de Daemon sentándose casi encima de él.
Su reacción en automático la sorprendió a la misma Naia, coloco la taza en la isla llamando la atención de todos, la rubia frunció las cejas con una clara molestia lo que para nada le importo. Daemon le sonrió guiñándole y con gesto en su mano le dijo que en un minuto estaría con ella.
Naia se concentró en preparar el desayuna ya que el día anterior se habían saltado dos comidas y estaba hambrienta. Sería bueno para distraerse, si seguía viendo a la rubia insinuándosele a su hombre le haría un nuevo corte en ese cabello mal teñido. Sonrió por sus pensamientos.
– El que solo se ríe, de sus travesuras se acuerda. – la voz del pelinegro la hizo girar y sonrió como si estuviera programada para hacerlo cada vez que él se acercara.
– Esta listo el desayuno, siéntate y te sirvo. – el asintió viéndola moverse con destreza en la casina.
Naia no tardo en sentarse junto a él con dos platos con un desayuno cargado y un plato extra de tostadas con queso derretido y jamón.
– Ellos ya desayunaron, hay para todos. – el negó.
– No estás aquí para atender a nadie si no han desayunado a esta hora pueden preparase su propio desayuno, además esto está muy delicioso como para compartir – el egoísmo de compartir algo hecho por ella fue evidente, Naia negó sonriente.
Meyer el amigo de Daemon no tardo en unirse, tomando una tostada y sirviéndose café, luego de saludar, Naia no pudo evitar reír por la mirada que Daemon le dio a su amigo, que lo ignoro.
– Todo está delicio, no por nada eres un éxito en el ámbito de la gastronomía – la alabo Meyer, la aludida le dio un asentimiento en respuesta – ya puedes casarte.
La tensión en la joven empresaria fue notable Meyer paso de Naia a Daemon, quien acaricio su brazo desnudo, en un intento de relajarla, por inercia su cuerpo lo hizo.
La rubia llego parándose al lado de Daemon tomando de la misma taza que él, lo que no le agrado a Naia, pero no dijo nada para evitar quedar en evidencia.
¿estaba celosa?
Si eso era lo que sería al ver que ni el desayuno le paso, por la sensación, trato de disimular en eso era buena, Meyer no perdió oportunidad por inspeccionar su reacción.
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NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"
RomanceNaia, una chica que luego de la traición de su papá y la experiencia que la dejo marcada de por vida, renuncio al amor, la ternura, espontaneidad solo se lo permitía para tres personas que la hicieron una mujer fuerte, intimidante. Como la llamaban...