NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"

Señor orquídea

Naia, al entrar a la sala de juntas y ver el mismo hombre del elevador no pudo evitar repasarlo con la mirada.

Esta vez el traje azul oscuro le veía mejor que el anterior, en esta ocasión si pudo ver el color de sus ojos grisáceo, su cabello negro; esa mandíbula bien definida sin rastro de bellos y, esa sonrisa ladeada era una maldición.

Daemon, el saco de su ensoñamiento, la joven empresaria se maldijo por la forma en la que había reparado cada parte del pelinegro y esa sonrisa ladeada le confirmaba que él, la había pillado. Las presentaciones con su padre y los dos hombres fueron inevitables, pero ella si lo evitase a cualquier costo y así lo hizo.

– Muy bien, a lo importante – gesticulo ella mirando las hojas que le acaba de entregar su secretaria - ¿tiene usted alguna inquietud que le impide finalizar con el alquiler del salón?

Teodoro sonrió orgulloso de su hija al ver que estos dos hombres mayores que ella y expertos en negocios no le intimidaban.

El castaño se disponía a hablar, lo que el pelinegro se adelantó.

– Lo hay – respondió a la pregunta de la joven empresaria – soy un hombre muy exigente en todo, es la base de mi éxito – el padre de la joven asintió mientras ella gira los ojos sin ser vista, con un gesto de mano le pidió que prosiguiera – su secretaria dice que las flores que quiero no las hay en este tiempo y solo quiero orquídeas.

La joven empresaria maldijo, todo esto era por unas flores, y ella con tanto trabajo, como es que Katya no pudo solucionar este inconveniente que tuvo que ir por ella.

– Su problema son las flores ¿eh? – el pelinegro asintió, acomodándose en la silla – no se preocupe señor...

Miro las hojas en sus manos buscando el nombre, el patriarca sonrió al ver el comportamiento de la pareja, le recordaron a él y su esposa cuando el, la cortejaba.

– Sr Daemon, tendrá orquídeas – dirigió la mirada a su secretaria – Katya comunícate con Pablo él nos ayudara con las flores, pide un poco más de la cantidad exigida hay veces que los conductores no son cuidadosos.

La chica confirmo, desapareciendo de la sala de juntas.

– Bueno, problema resuelto ¿Qué celebran?

Pregunto el hombre mayor viendo directo a los dos hombres frente a él, gozaba con probar la paciencia de su hija, estaba más que seguro que moría por salir del lugar.

– Es el quinto aniversario del aniversario de la empresa de la cual somos dueños – enorgullecido.

Respondió el castaño al ver que su amigo no se inmuto, el pelinegro no había quitado la mira de la joven, le molesto el hecho de ver la hoja para saber su nombre donde él se había presentado minutos antes, le molestaba que no se hubiera sentado ya que eso significaba que se quería marchar lo antes posible. Se ajusto la corbata a juego al ver como ella entre abrió los labios para tomar un poco de agua.

– Daemon, le comentaba al Sr Bartsch que él y la Srta. están invitados.

El pelinegro no dudo en confirmar, sería una oportunidad para acercarse a ella.

– Por supuesto que están invitados – no dudo en mencionar.

– Allí estaremos. – Afirmo el patriarca.

El hombre mayor se incorporó impoluto, tratando de responder la nueva pregunta del castaño sobre la joven empresaria, que interrumpió de inmediato, sin permitir que su padre mencionara su nombre, no entendía cuál era la insistencia.

– Todo está solucionado, así que me retiro alguno tenemos mucho trabajo.

Gesticulo con un tinte de arrogancia y orgullo al no tener tiempo que perder, los tres hombres se enfocaron en ella, pero solo uno sonrió una vez más orgulloso, como solo un padre puede hacerlo.