Naia no estaba dispuesta a dejar que Daemon opinara y decidiera en su vida, si él creía eso estaba muy equivocado.
Un auto estaciono frente a ellos, de este bajo uno de los hombres del padre de Naia, que con un asentimiento de cabeza saludo a Daemon, para luego dirigirse a ella.
– Srta. Bartsch, - Naia achico los ojos por el apelativo de Srta. – he venido por Horus, su madre me envió para que lo recogiera, ella se lo llevara donde su abuela.
Naia recordó que todos los fines de mes su madre visitaba a su abuela y su padre y su hermano se perdían por días, ato cabos supo el porqué del viaje con Daemon, su padre no se sentía conforme dejándola sola con la aparición de Zack.
– Esta bien, cuida de mamá – el hombre le brindo una sonrisa asintiendo – y no olvides los medicamentos para Horus.
– ¿A seguido molesto de la columna? – Naia le confirmo lo mencionado.
El hombre era de confianza de la familia Bartsch, fue el que le ayudo a Naia a entrenar a Horus, ella sabía que estaría en buenas manos ya que el hombre era la sombra de su madre cuando el patriarca no se encontraba cerca.
***
Estando cómodos en el jet, Naia veía a Daemon teclear en su laptop, desde que salieron de su casa ninguno de los dos había musitado palabra alguna.
– ¿A dónde vamos? – pregunta ya que estaba ciegas en un viaje que no era de su total agrado.
– Miami por tres días, luego a chicago necesito resolver unos pendientes.
Ella negó haciendo énfasis en su paciencia perdida.
– Tantos días fuera, crees que eres el único que trabaja, ni siquiera traje ropa. – el aparto los ojos de la pantalla y la miro como si de una alucinación se tratara, Naia sabia el por qué ya que el aviso respecto a dicho viaje lo que no pensó era que si fuera a irse con él.
– Tu madre te empaco unos cambios de ropa, al parecer te conoce muy bien, y tu secretaria me proporciono tu laptop esta mañana.
Naia rodo los ojos, un gesto que Daemon empezaba a molestarle. Frente al espejo del baño del jet sonrió, noto que últimamente lo hacía más seguido y todo gracias a su vecino impertinente, las palabras de su padre llegaron como destello; Naia Bartsch había tomado una decisión, se daría la oportunidad de dejar entrar a ese hombre de ojos grises a su vida, aunque eso implicaba para ella dejar delado la coraza, lo que haría paso a paso no permitiría volver a reconstruir un corazón roto. Suspiro con pesadez al recordar su pasado.
– Te mereces esta oportunidad – afirmo con convicción – solo déjate llevar sin pensar mucho en el mañana, todo saldrá bien, todo saldrá bien – repitió un par de veces más lo último como un mantra.
Al salir noto que Daemon había terminado con su trabajo, paso por su lado, un chillido salió de su garganta por la sorpresa de ser llevaba hasta las piernas del adonis pelinegro. Las grandes manos de Daemon rodeo su cuello entretanto la otra se aferró a la cintura de Naia, la atrajo como un imán, posesionándose de sus labios en un beso que ella correspondió gustosa.
Este beso era el principio del resurgir de una pareja que por diferentes motivos no habían accedidos a tener una relación, en un beso apasionado desbordado de necesidad, una necesidad que crecía del uno por el otro, ella acariciaba la parte atrás del cuello halando un poco el cabello en esa zona. La falta de oxígeno les exigió separarse, la respiración de los dos era errática; sus ojos desbordaban deseo.
ESTÁS LEYENDO
NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"
RomanceNaia, una chica que luego de la traición de su papá y la experiencia que la dejo marcada de por vida, renuncio al amor, la ternura, espontaneidad solo se lo permitía para tres personas que la hicieron una mujer fuerte, intimidante. Como la llamaban...