Recaída

51 4 1
                                    


Para Wendy fue muy vergonzoso dejar ver que conocía poco a Daemon, Sofia no perdió la oportunidad de hacerlo notar ante todos en la mesa, lo que enfureció a la falsa madre; más porque Daemon no dijo palabra por defenderla solo estaba mirando a Naia y comía del plato frente a él.

Sofia le agradeció con su usual coquetería a Oscar, Axel y Meyer le dieron una dura mirada que, por supuesto ella ignoro, Naia se dio cuenta de lo incomodo del chef.

– Gracias Oscar, todo esta delicios –. La castaña no mentía, el aludido asintió y con humildad dio el crédito a las mujeres en la cocina.

En la cocina los socios en compañía de Bernal felicitaban a todos por el buen trabajo, brindaron con la mayor felicidad que los podía embargar por el momento vivido.

Zack en una broma pregunta a su nuevo amigo si Naia lloraría, este niega sabiendo que la castaña en los años de conocerla nunca ha derramado una lagrima.

– Por supuesto que no, mi hermana dejo de llorar, algo tan normal para los humanos por idiotas del pasado – las duras palabras de Axel removieron viejas heridas que trataban de sanar. El hermano de la joven empresaria se sintió satisfecho por el dolor provocado, << ¡era poco para lo que sufrió su hermana!>> era lo que se repetía Axel como un mantra, él fue fiel testigo de las noches sin dormir, las pesadillas y horas de llanto por lo que la había dañado en solo una noche.

Naia inocente de lo sucedido se encontraba en el tocador de damas, al entrar fue sorprendida por un fuerte agarre, pero al instante supo a quién pertenecía ese perfume maderable que la embriagaba.

– Pensé que ese idiota no te dejaría sola – gesticulo con una mueca de solo recordar la cercanía en la que estaban Zack y Naia.

– Solo bésame como siempre y como nunca – demando.

El pelinegro no la dejo terminar cuando se apodero de sus labios en un eufórico beso, donde la reclamo como suya una vez más. Sus manos recorrían la piel que dejaba al descubierto el vestido que se ajustaba a su cuerpo. Daemon la dejo ir por falta de aire, pero sus manos seguían en un recorrido ligero haciendo estremecer.

– ¿Cuándo piensas hablar con Wendy? – verbalizó agitada por el beso donde lo que más deseaba era perderse de nuevo en esos labios y ese toque que la dejaba totalmente en blanco concentraba en solo una cosa, lo que sentía en ese momento.

– Pronto, ya lo presenciaras –. Él como ella no estaba dispuestos a perder más el tiempo separados. ¡La necesitaba!

Se apodero de los labios de la castaña quien dejó escapar un gemido que se ahogó en sus labios al sentir un dedo intruso en su interior, la acompaño un gruñido al ser testigo de la humedad que la cubría haciendo más fácil mover con destreza su dedo dentro de ella. sintiendo como se retorcía de placer, un placer que solo él podía proporcionarle.

Solo de pensar que otro hombre pudo tocar en su ausencia por estúpido, gruño de coraje. Los movimientos fueros más fuertes, en ningún momento dejo sus labios era consiente que eso sería un grave error si no quería que los escucharan, unos minutos más y con dos dedos intrusos en su interior Naia llego a la cima del orgasmo, sintiendo como sus piernas perdían la fuerza.

A Daemon le importo poco la incomodidad en su entrepierna, esa que ajustaba más su pantalón dejando a la vista el pequeño problema, pero lo compensaba, el tener la mejor vista. Su hermosa mujer estaba sonrojada por lo que acababa de pasar y más por el lugar, pudo a ver entrado alguien y verlos lo que en ese momento no les importo, el pelinegro saboreo las dedos brillos por la crema del orgasmo de su amada; quien sonrió besándolo probado de sus labios su propio sabor.

NAIA &quot;resurgiendo entre las llamas del amor&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora