Naia recordó aquella adolescente con sueños, llena de ilusiones, aquella chica sonriente que no recordaba, que odiaba a ratos por lo ingenua que fue por querer a personas que solo le hacían daño, sin importar que eran su propia sangre.
Se dio un respiro antes de entrar a la habitación de hospital. La mejor decisión fue perdonar y perdonarse así misma, lo único que quería era ser feliz al lado de su familia y Daemon era parte importante de esta.
Al entrar luego de dos toques, lo primero que vio Naia fue a Wendy sentada al lado de Daemon apoyando todo su cuerpo en su espalda, la castaña siento un impulso de apartarla de un tiro, pero sonrió saludando y dándole el presente a Elia quien agradeció por el detalle de los panecillos y las frutas, alabo las flores que coloco en un jarrón frente a su camilla. Daemon no tardo en acercarse y sumergirse en sus labios era lo que los dos necesitaban.
La conversación cada vez era más incómoda para Naia quien por primera vez se sintió insegura, por la charla, se veía que Wendy conocía de muchos años a Daemon, quien sonreía por las travesuras que los dos hacían y su madre relataba, la mano del pelinegro no abandono la de la castaña; de vez en cuando hacia movimientos circulares en su palma, tranquilizando sus movimientos incomodos.
Naia se enteró que Daemon siempre quiso tatuarse, ella recordó ese tatuaje que llevaba en las costillas de un ancla entrelazada con cadenas, pero el pedido que le hizo la sorprendió aún más. Ella nunca pensó en tatuarse y su respuesta la llevo a sorprenderse. Aceptar tatuarse con Daemon días antes de la inauguración era toda una locura, pero el pelinegro no permitiría que se diera por vencido y le dio la dirección del lugar, como si supiera que su respuesta seria afirmativa. Elia sonreía sincera ante la conversación en la que Naia participaba y Wendy se hacía notar. Naia evita contar lo que ella siempre quiso hacer y nunca pudo por no darle un disgusto a su madre quien dijo que nunca se le ocurriera montar esas cosas del demonio, si no quería que muriera de un infarto. Solo recordar la cara de terror la hizo negar sin argumentar nada.
Daemon había salido luego que el doctor entrara y revisara a Elia, Naia revisaba su celular al llegar un nuevo mensaje.
Era Zack agradeciendo por su compañía y amistad, ella sonrió, no tardo en preguntar por su nueva cita, la castaña se aseguraría que empezará el tratamiento. La repuesta no tardó en llegar y Naia agendo la cita en su agenda virtual, sabía que no sería fácil lidiar con los celos de Daemon, pero nunca faltaba a su palabra y no empezaría en ese momento, menos si no tenía doble intención su actuar.
La joven empresaria dejo de lado el celular, notando la sonrisa sarcástica y burlona de Wendy, ignorándola se acercó a Elia ayudándola a peinar y dejando un poco de color en sus mejillas para disimular su palidez. La mujer agradeció con un abrazo.
Daemon llego con una mejor expresión que con la que salió.
– Al parecer por aquí aprovecharon mi ausencia, estas hermosa – alabo a su madre quien sonrió y beso los nudillos de su hijo, quien con la mirada agradeció a Naia.
– Si Naia es muy buena, hasta tiempo tuvo de mensajearse con... – dejo las palabras en el aire por la dura mirada de Elia.
La misma mirada que Daemon le dio a Naia, eran como dos gotas de agua. Daemon en dos zancadas llego a Naia arrebatándole el celular, cada musculo del adonis se tensó la leer los mensaje, Naia mantuvo la calma, como siempre.
– Así que lo acompañaras a la cita – resoplo – aun contra mi voluntad –. La furia era notoria, sus ojos inyectados en sangre viva.
Naia cerró los ojos para no explotar, la inseguridad de Daemon la sobrepasaba, o ¿acaso no confiaba en ella? decidió no responder para no entrar en una discusión frente a Elia y Wendy quien sonreía por a verse salido con la suya, eso lo pagaría muy caro, esa lapa no sabía con quien se metía. Mentalizo Naia.
ESTÁS LEYENDO
NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"
Roman d'amourNaia, una chica que luego de la traición de su papá y la experiencia que la dejo marcada de por vida, renuncio al amor, la ternura, espontaneidad solo se lo permitía para tres personas que la hicieron una mujer fuerte, intimidante. Como la llamaban...