Calidez

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Todo parece a ver llegado a la normalidad para todos, la rutina era una fiel compañera para la joven empresaria y Daemon.

Luego de que se aseguraran que Wendy estuviese presa, el pelinegro se dedicó a la empresa para estar al corriente con todo cuando el no estuvo presente. Lo que no quitaba pasar tiempo con Naia, agradecía que las cosas no hubieran llegado más allá de un susto para todos, pero el empresario noto un pequeño cambio en la castaña, uno que temía que tomara fuerza y se encaminara al otro lado de los Bartsch.

Naia en el restaurante miraba con curiosidad la cercanía de Luz y Oscar. El chef la mira rebosado de admiración, orgullo; la castaña podía a postar que con amor.

Luz había sobrellevado bastante bien la muerte del padre de su hijo, como se podría llevar las emociones en estos casos. Pero no se podía negar que la compañía de Oscar le hacía bien, la veía sonreír con más frecuencia; eso le alegraba a la castaña quien le había tomado un genuino cariño y la adoptó como parte de su familia, Naia cumpliría su promesa.

Mas que una promesa le agradaba la chica, siempre quiso tener una hermana y eso se había convertido Luz para ella; más porque ahora eran dos contra Axel quien también sentía el mismo cariño por la chica, igual ella a los dos hermanos Bartsch. Para ella era divertido ver como él se esforzada para que las dos embarazadas nos les faltara nada.

Naia se despidió con un gesto de mano y les sonrió con genuinidad, saliendo del restaurante. Fue evidente la mirada de los curiosos por el hombre que la seguía sin decir palabras, ella se había acostumbrado. ¡En el poco tiempo fue un milagro! Pero los dos sabían que había algo que desde el inicio los unió, lazo que no aminoro en su mente con la confesión del Maciel.

"Nunca hubiera permitido que Rogelio le hubiera dañado, solo quería esperar a que supiera la verdad, yo daría mi vida por usted; eso nunca lo dude." fueron las palabras del hombre.

Naia lo miro desconcertada, no entendía que podía llevarlo a hacer tal confesión y más jurarle lealtad; algo que ella le restó importancia. Era como si subconsciente recordara su voz, de algún momento.

– ¿Pero cuando? ¿Dónde se habían encontrado y ella no lo recordaba?

Eran las preguntas que se hacia la castaña sin obtener una respuesta, por más que se esforzará por recordar no lo lograba.

Maciel por lo contrario se dijo que no era el momento de contar la verdad que todos estos años había llevado con él, y en algún momento le confesaría.

Maciel conducía mientras Naia saciaba su curiosidad respecto a su vida, lo que él respondió con monosílabos, no quería decir algo inadecuado, aun no era momento para hablar.

Al llegar a la empresa de Daemon, Naia no espero a que le abrieran la puerta y salió del auto.

– Me podrías esperar por aquí – la castaña le dio una mirada tierna, por lo menos lo intento se sentía tonta haciéndolo, pero no quería que la esperara fuera de la oficina de Daemon – mira hay unos cómodos sofá, o que tal ir por un café.

Maciel la miro extrañado, siguiéndola a la recepción de la empresa. – No es capare solo...

No necesito decir más, el asintió y se sentó, tomo una revista de la mesa de centro.

Naia sonrió por el esfuerzo que, hacia el hombre, ella sabía que no estaba concentrado en la revista.

Subió al piso donde se encontraba la oficina de Daemon, al llegar saludo a la nueva secretaria, una mujer de unos treinta y ocho años; amable y el pelinegro estaba satisfecho con el desempeño de la mujer.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora