Completa

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Naia se encontraba sentada en el césped, miraba a su familia con amor; todos se veían tan felices que sintió como sus ojos se humedecían. Horus la miro como si intuyera que se sentía con las emociones a flor de piel, la cabeza del animal estaba casi sobre su abdomen. La castaña sonrió porque desde que dio la noticia su fiel amigo hacia lo mismo.

– Ya lo sabias verdad...

Acaricio el pelaje del perro, Horus se había comportado así desde antes, y ella lo noto en ese momento. Negó recordando la mirada de Daemon en la primera ecografía, los dos lloraron de la felicidad. Sintió regocijo al ver que el amor que sentía por el pelinegro era reciproco.

Al darles la noticia a la familia Daemon no pudo evitar el entusiasmó y la felicidad que lo golpeaba en ese momento, Naia aún seguía en shock por la noticia que serían dos.

Dos bebés, aun lo dudaba; su panza apenas y se notaba a abultada, su madre le dijo que tomaba tiempo por lo menos unos tres o cuatro meses.

Era tan poco lo que ella sabía de su familia biológica que en el momento que la obstetra pregunto si ya había pasado caso similar en su familia no supo que contestar, su madre había muerto cuando ella era pequeña y su padre si se le puede llamar así, jamás se tomó el tiempo de hablar con ella sobre nada.

No se dejó perturbar, por esos recuerdos.

Sonrió al ver a Oscar acariciando el vientre abultado de Luz, quien lo miraba enternecida.

A Naia le tomo tiempo hacerle entender a Luz que darse una nueva oportunidad no era dejar en el olvido al padre de su hijo, el siempre ocuparía un lugar en su corazón, así se lo hizo saber el chef cuando se animó a declararse.

"Él no quería ocupar el lugar de Zack, solo quería escribir una nueva historia donde los tres fueran los protagonistas."

Fueron las palabras exactas de Oscar, se están tomando el tiempo de conocerse lo que a la castaña le parece bien ya que Luz pieza en su hijo antes que en ella; dejar entrar un hombre en su vida cuando está a unos meses de ser madre no debe ser fácil, pero Oscar le pone las cosas difíciles a la chica. Con las contantes atenciones, al estar acompañándola en cada cita, estar para ella cuando lo necesita sin importar que; lo que más le roba el corazón y la enternece es como le habla a su hijo en el vientre, incluso de su padre biológico, aunque poco lo conoció.

¡Acto de admirar!

Naia observo a su esposo en la parrilla en compañía de su padre y Maciel, no pudo negar que era gracioso que su padre ni en algo tan informal como una parrillada se quitaba sus trajes a la medida, por más que insistió la castaña no lo consiguió, aun cuando compro pantalones vaqueros para él.

– Ahora no tendrás escusas para no usarlos – sonrió con toda la inocencia que pudo reunir.

El patriarca miro los vaqueros y miro a su esposa en busca de ayuda mientras los demás evitaban reír.

– Belleza mía, te amo – Teodoro buscaba las palabras correctas para hablarle a su hija embarazada – eres mi tesoro – Naia afirmo aun con su gesto inocente – pero no voy a usar esos pantalones.

Naia sonrió, al ver que su padre se había esforzado en no usar corbata y el saco, volvió la vista a Horus quien dormía en calma en su regazo, para enfocar de nuevo a la parrilla viendo como su familia había incluido a Maciel, los padre de la castaña porque desde un principio notaron el afecto que se tomaron, lo que confirmaron cuando los reunió y les hablo del inexplicable sentimiento por el hombre, ellos no le vieron inconveniente, pero las miradas de su hermano y su padre la impulsaron a la curiosidad.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora