Daemon en el mismo instante en que su madre gimió de dolor al sentarse, mas no borro esa sonrisa feliz de su pálido rostro; se dio por enterado que más que odio fue el dolor de ver a sus padres separados, que fuera ella quien se fue de la casa buscando su felicidad, esa que para el en ese momento eran ellos tres juntos, sin tener la mínima idea de los problemas que la abrumaban.
Nunca se tomó el tiempo de escucharla, solo la juzgo. Eso solemos hacer los seres humanos, somo carentes de mediar en situaciones en las que no tenemos el control, resurgiendo la apatía a nuestro favor.
En medio del silencio colectivo en la habitación de hospital Daemon sin mediar acciones, se vio al lado de su madre ayudándola con las almohadas para que estuviera más cómoda. La mujer no perdió la oportunidad de apresar la mano de su hijo en las de ella como tanto lo añoraba.
Daemon sintió el calor en las palmas de su madre ese que lo arropaba en las noches frías o por simple cariño de ella tenerlo entre sus brazo, su corazón punzo al ver el tiempo que había perdido por su orgullo.
¡la vida sí que tenía maneras difíciles de dejar claro quién tiene la razón!
– Sigues siendo igual de guapo, mi amor - musito con mimo – ¿cierto? – esta vez se dirigió a Naia quien estaba concentrada en el hombre que sostenía la mano de su madre como si se fuera a escapar en un parpadeo. Ella vio en los ojos de la castaña el amor verdadero hacia su hijo.
Naia solo pudo asentir como respuesta con una sonrisa genuina. Una lagrima hizo camino por la mejilla de la mujer que reposaba en la camilla, aferrándose con fervor a su hijo, el que solía ver desde lejos en la universidad, o cada vez que podía, añorando desde el fondo de su corazón correr a él a asegurarlo en sus brazos. Solo Dios es testigo del sufrir de una madre.
– Tranquilízate, madre – el tono dulce en su voz la relajo – no hay por qué llorar más. – asintió dándole la razón a su hijo.
Naia salió dando la privacidad que requerían en silencio, tenían mucho de qué hablar para sanar las heridas de un pasado que no era menos doloroso que el suyo. En ese momento pudo ver el niño interno de Daemon, ese asustadizo de volver a vivir la separación.
¿Quién diría que una ruptura el más afectado son la hijo? Y más si no hay una conversación previa.
– Él te va a necesitar ahora más que nunca – la voz de Patricio la saco de su cavilación – de antemano gracias por estar con él.
Naia solo asintió, no encontró palabras de aliento ante la preocupación de Patricio. Ella siempre estaría a su lado siempre y cuando él así se lo permitiera, no era buena imponiendo sentimientos eso solo funcionaba en los negocios y había casos de casos.
La espera se hizo larga, Naia trabajaba desde su celular lo que más podía, se levantó para ir por un café, llevándose una gran sorpresa. Naia se acerca sigilosa y se alegra que el doctor que sale es un viejo conocido.
Sin creer lo que el escasamente le cuenta sobre Zack quien acaba de salir del consultorio donde ella se apoya en las puerta tratando de digerir lo que sucede.
¡la vida sí que es una mierda!
Es su primer pensamiento, ante la cruda realidad. Pero el segundo es el que más le traería consecuencias a las que está dispuesta enfrentar.
Naia estará allí para Zack, ella no lo abandonara, menos cuando no tiene a nadie, ella sabe lo que se siente; el sufrir sintiéndote sola en un mundo que se vuelve tan pequeño y sin posibilidades para ti.
En automático le entrego un café a Patricio, con la palabra cáncer linfático retumbando en su mente, sino responde a los tratamientos es necesario hacer un trasplante de medula, las probabilidades de vivir cinco años en de un noventa y uno por ciento, si se detecta a tiempo es curable.
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NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"
RomanceNaia, una chica que luego de la traición de su papá y la experiencia que la dejo marcada de por vida, renuncio al amor, la ternura, espontaneidad solo se lo permitía para tres personas que la hicieron una mujer fuerte, intimidante. Como la llamaban...