Deseo

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El desayuno esa mañana estuvo acompañado de las quejas de Axel contra Naia por el amargo café, su protesta era que acabaría con su dulzura natural, Naia se burló y refuto que nunca había poseído tal dulzura.


El día estaba por terminar y el trabajo para Naia al parecer no, agradeció por eso, así no pensaba tanto.

Daemon al llegar a la ciudad se dirigió a su empresa, luego de dejar todo en orden salió. Se encontró como el inicio espiando a Naia, la puerta de su oficina esta entreabierta, ella concentrada en los documentos y la pantalla, vio como su largo cabello caía cual cascada al quitar el lapicero que lo ataba. Sin poder resistirse más en escuchar su voz.

– Definitivamente eres perfecta.

Naia desvió la mirada de la pantalla de la laptop, encontrando una imagen que le seco la boca, el adonis estaba recostado en el marco de la puerta, sus manos en los bolsillos de su pantalón. El corazón de la castaña latió frenético.

Daemon la vio caminar a hacia él, quien no tardó en llegar a su encuentro; la aseguro por la cintura robando sus labios en un beso desmesurado, demostrándole cuanto la había extrañado, su lengua no tardo en invadir la cavidad bucal de Naia, que no obtuvo queja.

No podía creer como con un beso lograba incendiar todas las alarmas en su cuerpo, ella también lo había extrañado en demasía, pero el decirlo le abrumaba. Un apretón en su trasero detono un gemido de parte de ella, el gruño al escucharla. Quería arrancar su ropa y hacerla suya, pero no quería abrumarla, la dejo ir a regaña dientes, sus labios estaban ligeramente hinchados por el beso.

– Desde cuando espiabas – ironizo.

– Sabes que eso es lo mío – declaro con una media sonrisa – dime como te fue con el encuentro de ayer – ella no se sorprendió.

– Que te puedo decir, dijo lo que tenía que decir y se fue – dio un paso atrás – eso lo debe saber desde ayer ¿no?

– Se que te molesta, pero no me fio en ese hombre, está obsesionado contigo, esa noche vi cómo te mirada. No soporto que otro vea con deseo a mi mujer.

– Qué tal si dejas la posesión de lado – a Naia le gustaba llevarle la contraria, ya que su corazón latió desbocado al oírlo reclamarla como suya.

– Porque lo niegas hermosa, lo eres – presumió, la cargo sosteniéndola del trasero; ella no tardo en aferrase al pelinegro con sus piernas, el beso sumado a la fricción de su creciente erección.

No sabía cómo solo con un beso él podía encender su cuerpo, la electricidad recorría su espina dorsal, ese bulto que jugaba en sus entrepierna no le hacia las cosas más difíciles. Sentir que el deseo era reciproco la excito en demasía, los destellos grises de los ojos de Daemon oscurecieron. A Naia no le dio tiempo de pensar en el lugar en el que se encontraba y que cualquier miembro de su familia podía entrar, eso ni siquiera lo pensó, menos cuando Daemon la sostuvo con un brazo mientras con la mano libre halo su cabello, un jadeo por la sorpresa y el placer remolinado fue expulsado. Ataco su boca, recorrió cada rincón de ella, al encontrarse con su lengua la succiono hasta dejarla sin aliento, abandono sus labios para bajar a su cuello, el acceso fue permitido, bajo a su escote y no tardo en apresar sus pezones por encima de la tela.

Él sonrió con arrogancia al escucharla gemir nuevamente, Naia no se quedó corta en incitarlo, no solo ella estaría en ese torbellino. Sus manos viajaron a su pecho, desabotono los primeros botones acariciando su cálida piel, se delito con el color dorado de su piel, aprovecho el afloje de su cabello para ir a su cuello cual vampira, su necesidad no era de sangre, pero sí de saborear cada parte del cuerpo del adonis, un gruñido resurgió con la primera succión que no dejo marcas, no quería hacerlo, pero pensó en las que el dejo en su cuerpo y aun había rastro de ellas y se aferró hasta asegurase que su marca en el quedara, halo del sedoso cabello y esta vez fue ella quien lo beso, un beso necesitado, un beso que le asediaba en cada rose que la tomara en ese momento y lugar, el entendió la indirecta. La sincronías era perfecta, como siempre él sabía que darle cuando ella lo pedía eso comprobó en ese momento y recordó los del fin de semana, haciendo crecer su deseo con solo pensar en el invadiéndola.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora