Adicción

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La pareja estaba aún lado de la pista, la fiesta seguía su curso, sin prestar atención a lo que pasaba con ellos.

Daemon no obtuvo repuesta, a su pregunta.

– Ella no es de nadie – respondió por ella Bernal que se acercó – le pertenece a sí misma, Naia es un alma libre – miro retador a Daemon que le respondió de la misma manera – no es sumisa a menos que así lo quiera, y las cadenas que la atan son las suyas propias.

En cada palabra de Bernal había verdad, Naia sonrió buscado su mirada, pero no la encontró, la voz calmada la tranquilizo, sabiendo que allí estaba su amigo, ese que amaba como él no tenía idea, pero se reprochó en ese preciso momento el por qué no logro amarlo como hombre.

– Tal vez mi error fue darte esa libertad – no permitió que Daemon hablar, esta vez miraba a la castaña, rompiendo toda esperanza que aun tenia, Naia lo vio cuando sus ojos negros la miraron – ya que estas rodeada de hombres dominantes.

– Bernal – por un momento los dos hombres sintieron que su voz se quebró – sabes que te quiero, mucho, eso no va a cambiar.

Daemon la miro resistiendo sus celos, no fue agradable para el oír que Naia profesara querer a otro.

– Cuídate hermosa – le sonrió, pero el gesto no llego a su ojos.

Daemon la guio a la mesa donde estaba Axel y los demás que no perdieron, de ver lo que sucedió aun que trataron de disimular cuando llegaron, lo que menos quería Naia era sonreír cuando no tenía motivos. Axel conociendo a su hermana sabía que para nada le estaba agradando el comportamiento de Daemon y que estaba actuando tan dócil por el propósito de la fiesta y por no dejar en ridículo a la familia.

Meyer se despidió luego de ofrecerse para llevar a Sofía quien decidió quedarse con Axel, y Meyer termino llevando a Wendy por pedido de esta.

Naia estaba en silencio, por más que Daemon le hacía conversa no gesticulo palabra, se concentró en beber pausada de su copa de vino. Al momento en que vio que Bernal se marchaba.

– Espérame aquí – ordeno, Daemon solo la vio alejarse a la salida.

Naia casi corrió, no se permitiría perder una amistad como la de Bernal, al alcanzarlo, él le sonrió como siempre lo hacía para ella, Naia devolvió el gesto.

– Te marchabas sin despedirte – la castaña espero, pero no hubo respuesta sabía que no quería incomodarla – no me perdonaría si te enojas conmigo. – su voz era firme, pero sabía que por dentro el remolino de emociones la destrozaban.

– No podría enojarme, me alegra que seas feliz. – respondió con convicción.

– Todo paso muy rápido...

– Solo quiero que sepas que siempre estaré para ti, soy tu amigo – acaricio su mejilla con ternura, ella afirmó con un movimiento de cabeza.

Naia lo abrazo, recordándole que lo quería, aunque Bernal lo sabía le gustaba escucharlo de sus labios, al separase ella lo beso como acostumbraban dejándole claro que nada había cambiado entre ellos. Bernal confirmo con ese hecho que ningún hombre en la vida de Naia cambiaria la forma en que ellos se trataban. Se despidió con el corazón latente, confirmándole que esa mujer no sería suya, pero que mejor que concentrarse en su vida y la amistad construida durante años.

Entretanto Axel aprovecha la ausencia de su hermana, para aclarar el desconcierto entre Daemon y Bernal.

– El trato entre ellos siempre ha sido de esa forma en que los vez – Axel señalo a Naia, abrazando a Bernal sumado un beso que tenso a Daemon, nunca se acostumbraría a que se besaran casi en la boca – mi hermana valora mucho la amistad que tienen, y no cambiara por nadie – asevero – te aseguro que, si sigues tirando de la cuerda se romperá y el que saldrás perdiendo será tú, cuñado – en la última palabra se notó el sarcasmo.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora