Sentimientos

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Naia recorría la ciudad en su auto, se detuvo frente la empresa de Daemon, ese día le llevaba el almuerzo, esa semana Daemon había tenido mucho trabajo con el nuevo proyecto y ella hacia espacio en su trabajo para ir a almorzar con él. Se había vuelto como una costumbre entre ellos, hacer tiempo y almorzar juntos cuando era ella quien estaba ocupada era Daemon quien la sorprendía con el almuerzo, eran esos detalles de los que la pareja no se cansaba.

Naia se preguntaba de qué clase de hechizo se había balido el para que ella enloqueciera por él. ¡a su manera!

Naia y Daemon no solo eran pareja, también eran amigos, lo que por un momento lo pensó muy bien lo que menos quería era que en su nuevo proyecto que era un nuevo restaurante en una zona poco favorecida de la ciudad haciéndola un poco más segura, era un reto, pero Naia era de las que cuando algo era difícil en los negocios más empeño tenía en conseguirlo con lo que habían invertido la gobernatura luego de casi dos años lo había logrado. Madres solteras tendrían un trabajo estable y decente; con tiempo suficiente para no descuidar a su familia y brindarles un mejor futuro a sus hijos. Estaba más que feliz con el resultado hasta ese momento, solo esperaba que todo siguiera igual, no quería recurrir a su familia, más cuando su padre le dijo que eso era su responsabilidad y confiaba en ella para solucionar los problemas que surgieran.

Naia salió de la caja metálica se dirigió a la oficina de Daemon, no se le hizo extraño que no hubiera nadie pues era precisamente la hora del almuerzo. No se molestó en tocar, entro maldiciendo por dentro por la imagen que detono frente a sus ojos. Una escena más de Daemon y Wendy besándose, más bien Wendy besando a Daemon, Naia lo conocía muy bien y sus músculos se veía tensos y no sabía dónde poner sus manos, cuando a ella no perdía el tiempo en tocarlo y hacerle ver la fuerza que sus manos poseían, haciéndola temblar.

– Por lo que veo hoy el postre es antes del almuerzo – la vos mordaz de Naia aumento cuando vio una sonrisa burlona en el rostro de Wendy, paseo su mirada por el pelinegro.

– Naia, no vallas a pensar mal, fui yo... – la castaña bañada en furia, furia que disfrazo en tranquilidad, una que no tenía, le corto.

– No lo digas Wendy, que lo que vas a decir es muy rebuscado – la mujer miro a Daemon quien permaneció en silencio, si Wendy espero ayuda se quedaría esperando porque no la obtendría de él. – no es lo que parece – Naia imito la voz de Wendy quien no le agrado, más Daemon embozo un sonrisa que borro al ser observado por Naia, lo que menos quería era provocarla por más hermosa que se viera enojada.

– Mejor los dejo para que puedan hablar – Wendy vio como Naia se quedó estoica, pero más que complacida, ya que Daemon no la había apartado cuando lo beso, las cosas no le pudieron salir mejor, pensó ya que no tenía planeado que Naia los viera, pero todo jugo a su favor y por qué no aprovechar y pasar como una buena amiga delante de Daemon echándose la culpa ella.

Naia seguía en el mismo punto donde se había parado desde que entró a la oficina de Daemon, quien se acercó con cautela, no le agradaba cuando ella se ponía esa mascara, no podía deducir que pasaba por su mente. El trato de aclarar las cosas, ella no lo necesitaba porque confiaba en él y sabía que Wendy era la que lo había tomado por sorpresa.

– No me des explicaciones que no te estoy pidiendo, lo que no quiera decir que no me molesta, que tu amiga con sus tentáculos te esté manoseando y besando cada vez que le venga en gana y tu no hagas nada al respecto –. Se sincero.

– Te prometo que hablare con ella, solo que en este momento no la está pasando nada bien y tal vez confundió mi apoyo – la tranquilidad de Daemon la sobrepaso, dejo la bolsa con el almuerzo en el escritorio, esto se terminaría hoy mismo.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora