Confianza

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Naia por primera vez en muchos años se sentía cómoda en los brazos de un hombre que no era su padre y hermano, no hacía falta de palabras en un momento donde con el rose de sus dedos en el dorso de la mano; Daemon le daba tranquilidad, más de la necesaria.

– Tengo una reunión – informo – qué tal si me acompañas para que no estés sola.

– No creo que me hayan seguido hasta aquí – le dijo girándose entre sus brazos quedando frente a él, esa mandíbula cuadrada con una incipiente barba, él era muy guapo, pensó – además me servirá ese tiempo para trabajar.

– Como gustes – ladeo una sonría – estas en tu casa, ponte cómoda no tardare más de dos horas.


***

Naia levanto la mira de la pantalla, el aroma de la colonia inundo sus fosas nasales, Naia era una chica sensible a los olores eso se lo debía a lo sucedido esa noche que su vida cambio, para bien se repetía los primeros días. Sacudió esos pensamientos concentrándose en el adonis frente a ella recién duchado y con un traje gris.

– No tardare, y dejare a Oscar por si necesitas algo – ella asintió sin refutar, al ver la determinación en él.

Naia lleva casi una hora y media trabajando, se incorporó con la intensión de espabilarse y que mejor que una ducha, entro en la primera habitación encontrando la maleta que su madre había preparado para ella, llevándose una gran sorpresa.

No había duda, su madre estaba conspirando en su contra, pensó al ver la ropa en la cama todo era playero, pero mostraría mucha piel y lo que le saco una maldición fue el no encontrar ropa interior más que un par de bañadores de dos piezas. Marco el número de su madre, pero la mujer fue más lista, se fue de inmediato al buzón al segundo tono.

Resignada se colocó un vestido camisero blanco que era lo más decente, salió se preparó un jugo de sumo, pensó en Daemon cuando llegara así que preparo suficiente. Sirvió dos vasos y en un tono alto de voz llamo a Oscar, que había permanecido fuera de la casa vigilante.

– Necesita algo Srta. – la velocidad del chico fue sorprendente pensó ella, quien negó.

– Solo que me acompañes a tomar este jugo – el chico lo dudo, pero asintió sin que ella lo repitiera.

En segundos se enfrascaron en una agradable charla, donde Naia lleva las riendas como era costumbre, indago en la vida del chico sin pasar los límites, la cocina era lo del chico, aún estaba terminado la carrera, pero las fotos de los platillos preparados se veían muy bien. Se sintió relajada tanto que terminaron con chistes.

– Fue muy buena idea dejarte compañía – la voz potente de Daemon resonó en la casa, Oscar como un resorte se colocó de pie.

– Gracias Oscar por tu compañía. – el chico asintió y salió de la casa, deteniéndose en la salida cuando Daemon le dijo que podía retirarse y que si lo necesitaba lo llamaría.

– Muy divertida, esa Naia no la conocía – ironizo.

– Hay muchas cosas que no conocemos del otro – concertó con lo anteriormente dicho por Daemon.

En eso no mentía, pero era algo que tenía solución y Daemon se encargaría de ello.

– Eso tiene solución, tenemos toda una vida para conocernos ¿no crees? – ella lo miro sin saber que responder.

Entre los dos prepararon la cena entre charlas y anécdotas de su adolescencia ella se sentía más en confianza, le agradeció que le contara parte de su vida, por lo contrario, ella no sabía que decir de su pasado, solo conto los momentos felices desde que llego a la familia Bartsch, el noto que era incómodo para Naia por lo que cambio de tema, ella le sonrió por el gesto. Naia supo que él tendría paciencia y le daría su espacio cunado así lo viera necesario, lo de darse la oportunidad está muy bien plantada en su mente.

NAIA "resurgiendo entre las llamas del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora