Caer.

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-No tengas miedo Garzón-- se burló-- no te haré daño.

-Me alegra que te estés divirtiendo con esta situación, mientras yo de verdad temo que me mates-- me acerqué a ella con los brazos abiertos-- ¡SI ME MUERO ME MORIRE AMANDOTE DANIELA CALLE!-- grité eufórica

Todos en el gimnasio soltaron un "awwwwww" que irritó a mi amor, vio a su alrededor con cara de pocos amigos.

-Pareces un hombre recién perdonado y yo a ti no te he perdonado nada.

Me lanzo un buen izquierdo que de no ser por mis buenos reflejos me habrían tumbado al suelo.

La mire con los ojos muy abiertos.

-¿Esto es en serio? ¿En serio me quieres matar?

Bufó, lanzando dos golpes más, me agaché esquivando y le di con mi puño a un lado de la costilla, leve, no quería hacerle daño.

-No sé que clase de relación es esta que tenemos, pero muy normal no es-- dije cuando se quejó del golpe, me encogí de hombros divertida.

-¿Y tenemos nosotras cara de ser normales?

Preguntó volviendo a ponerse en modo de defensa, le lancé un golpe que detuvo, y me dio una patada en las costillas.

-¡Mierda Calle, eso no se vale!-- chillé tosiendo.

-En el amor y en la guerra todo se vale, cariño.

Bueno me cansé de esto, me abalance encima de ella, quedando en su espalda como un monito bebé, ella trataba de golpearme mientras yo la esquivaba.

Hasta que se desequilibró y caímos al suelo.

-¡GANÉ!-- chillé emocionada en su cara.

-De eso nada-- se quejó-- ambas tocamos el suelo al mismo tiempo.

-¡YO GANEEE, YO GANEEE, YO GANEE!-- célebre poniéndome de pie y haciendo el baile de la victoria, inventando por mí.

-¡Que no has ganado!-- se opuso con su ceño fruncido.

-Solo las perdedoras responden eso-- entone sonriente sin dejar de bailar.

Me puso mala cara cruzándose de brazos.

-Sigo sin querer hablar contigo-- se puso de pie dándome un empujón.

-Las reglas son las reglas...

-¡Que no ganaste!-- chilló molesta.

Pero su molestia se disipó y un brillo en sus ojos apareció.

Oh no, se le había ocurrido una idea, y no era buena para mí, de eso estaba seguro.

Se cruzó de brazos desafiante.

-Vamos a hablar con una condición.

Sonreí como angelito.

-¿Lo haremos en un parque?-- susurré coqueta.

Frunció el ceño.

-¿Qué? ¡No!

-Insisto en que a veces deberías ser más creativa Daniela-- bromee y volvió a empujarme.

-Deja de ser idiota-- siguió-- hablaremos si aceptas aprender a manejar mi moto.

Casi me caigo de culo al piso por la risa que se formó en mi ser, sin embargo me corté.

Fingiendo estar nerviosa, Daniela no sabe que sé manejar hasta avionetas (o como le dirían correctamente aviones ligeros).

Todo a tu lado. [Caché]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora