Un día.

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Pov Poché

Si antes estaba perdida, ahora estaba el doble, me estaba cansando el recibir más preguntas que respuestas

Daniela está ocultando algo, ¿qué será?
Daniela me está fallando, ¿por qué?
Daniela me ama pero, ¿Me ama lo suficiente?
Daniela, ¿quién es?
Daniela, ¿qué hace?
Daniela se fue, ¿me escucho? ¿huyó? ¿volverá? ¿se irá? ¿me dirá todo?

Y todo era así, Daniela, Daniela, Daniela, toda mi mente se centraba en ella y no podía pensar en otra cosa.

Luego de horas de esperarla entendí que no regresaría, al menos no por ese día y estuve en lo correcto, la espere todo el día, incluso hasta el anochecer, hasta ahora ya madrugada, igual aunque quisiera, no podía dormir.

Así que con una taza de café estaba sentada en el sofá de mi balcón, envuelta en una bata de baño mirando las estrellas, poco a poco la luz tunea iba ascendiendo, faltaba poco para amanecer y a estas alturas me sentía cansada, era un cansancio devastador, físico y mental, de esos que te dejan sin ganas de hacer nada, sin ganas de pensar; de esos en los que solo te limitas a existir y que esa existencia pesa más que diez toneladas de concreto, te sobrepasa, te asfixia, te duele...

Quizás no fui suficiente para Daniela y por eso nunca confío del todo en mi, pero, ¿era una mentirosa tan buena?, ¿como una persona era capaz de mirarte a los ojos y mentir con facilidad?, ¿de verdad la llegué a conocer?

Solté un pesado suspiró, miraba el líquido humeante de la taza entre mis dedos, por estás cosas no me gustaba involucrarme con nadie, es irónico que la primera vez que me interesa conocer la vida de una persona, esa persona resulta mentir en la mayoría de los hechos de su vida.

¿Por qué no la enfrenté?

Fácil, creí que terminaría confiando en mí.

Pero amigos, no todo es como queremos, así, simple.
La vida es una hija de puta que siempre busca sorprendernos, pero, algo aprendemos, ¿no?

Y como en las películas, cuando pensé que nada podría estar peor, de la nada, comenzó a llover, las pequeñas gotas se volvieron más grandes, densas y frías, me removí un poco en el sofá, la parte buena era que la lluvia no podía llegar a donde me encontraba, por lo que ahora estaba en medio de una crisis existencial, con una taza de café y una lluvia torrencial frente a mí.

Wow, que triste tu vida.

Lo sé, joder, que difícil es estar enamorada de una persona que es un completo misterio, ojalá existiera un botón para apagar los sentimientos.

Recordé todas las veces que me insinuó que en algún momento la iba a odiar, o que no la merecía, o que no dijera cosas de las que me podría arrepentir...

...de haber sabido que existías antes, te hubiera buscado por cielo, mar y tierra.

-No digas eso-- respondió acercándose a mí-- mi yo de antes no me agrada.

-No creo que exista una versión tuya que no me agrade, Daniela.

-No digas nada de lo que después te puedas arrepentir.

Solté un gruñido con inconformidad, me frustra no entender la situación...

Toda rabia se transformó en confusión cuando escuché golpes en la puerta, creí haber escuchado mal, quedé estática en el sofá hasta que...

Sí, volví a escuchar golpes pero esta vez más fuertes, fruncí el ceño, miré la hora en el celular, casi las cinco de la mañana, ¿será?

Solté la taza en la mesita que estaba cerca del sofá, al seguir escuchando los golpes me levanté, caminé con cuidado y con el corazón a todo lo que daba.

Todo a tu lado. [Caché]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora