Germán Calle

445 36 2
                                    

Mierda...

Separé mis manos y las alcé un poco, me levanté lentamente, el hombre no decía nada, mire por el tobillo del ojo, unos cuantos centímetros más alto que yo, moreno, labios apretados viéndome con cautela, tomé mi arma correctamente con mi mano derecha, gire mi cuerpo a su dirección apartando su arma con mi mano izquierda y una bala aterrizó en el centro de su cabeza.

El sonido de su cuerpo al caer hizo un estruendo.

-¿Quién está ahí?-- cerré mis ojos con fuerza escuchando los pasos que se dirigían a mi posición, todos a la vez, coloque los brazos encima del baúl del auto.

-Es mejor que salgas y muestres quien eres-- giré mis ojos, al escuchar de nuevo la voz, otro hombre se asomó a mi izquierda, disparé a su pecho y cayó.

-Mierda-- murmuró uno, reprimí una risa.

Otro más se asomó por mi lado derecho.

-¿Quién carajos eres tú?-- cuestionó al verme, me encogí de hombros antes de disparar.

Mmm, para ser hombres de uno de los mafiosos más peligrosos esto estaba siendo muy fácil.

Escuché un ruido por mi espalda, antes de poder girar una patada se proporciono en mi espalda, choque mi cuerpo contra el baúl del auto.

-¡¡No lo mates!!-- gritó uno-- debemos saber quién es.

Presentí otra patada venir, me levanté antes de que pudiera tocar mi cuerpo, el pie del hombre golpeó el baúl del auto activando la alarma de este, el sonido del auto se escuchaba por todo el lugar, se aproximó a mí, intento dar un golpe en mi cara, me agaché esquivando el golpe, al levantarme proporcioné una patada en su pecho, tome el cuello de su camisa dando un puño en su manzana de Adán haciéndolo toser, choque otro puño en su cara.

Unos pasos me alertaron, saque el arma que tenía el hombre en su cintura y gire mi cuerpo al frente disparando al hombre que se dirigía hacía mí, cayó al suelo, dos más aparecieron a mis costados, me coloque atrás del hombre que estaba golpeando usándolo de escupo.

El ruido sacó a los hombres de la cabaña.

Los hombres dispararon a mi dirección, el que usaba de escudo se quejaba al recibir las balas por mí, en dos disparos ambos cayeron al suelo.

-¡Seis hombres! ¡¡SEIS!!-- gritaron, conocía esa voz, una ola de repulsión invadió mi cuerpo-- ¡Y no pudieron matar a una sola persona! ¿¡ES ENSERIO!?-- se quejaba alzando sus manos al cielo.

-¿Tú quien coño eres?-- dijo apuntando a mi dirección, los hombres que le quedaban hacían lo mismo-- Mira, tienes todas las de perder...

-Mate a cinco de tus hombres en menos de veinte minutos-- hablé con altaneria-- ¿Quien de los dos tiene más que perder?

-¡Encima es una mujer!-- soltó una carcajada mirando a sus hombres-- Son unos imbéciles-- hablo con los dientes apretados, dio unos pasos más a mi dirección, apunte el arma a su pecho-- Mira cariño, no será tan fácil como crees eh, no conmigo, te estoy dando la oportunidad de que me digas quién eres y qué es lo que quieres.

-¿Sinceramente?-- solté a mí escudo humano, levantándome lentamente para quedar a su altura sin dejar de apuntarlo con el arma

-Quietos-- sentencié a los escoltas a su espalda, Germán con una mano les hizo un gesto de alto-- No sabes las ganas que tengo de darte un balazo-- solté con rencor, no sabía cuán herida estaba hasta este momento.

Tenía frente a mí al hombre que me abandonó solo por... ni siquiera sé por qué, por esta vida de mafioso.

¿Tan poco valía mi existencia?

Todo a tu lado. [Caché]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora