¡Holaaaaaa!
No he podido subir antes porque he tenido un día de locos, pero aquí estoy.
Ya sabéis que me hacen mucha ilusión los votos y los comentarios, y que los necesito para saber si queréis que la siga o no...
Aquí está el tercer capítulo, espero que os guste. :)
------------------------------------------------------- Yo juraría que Alfonso no es andaluz. Es imposible que se le haya ido el acento en dos días. Es una tontería, pero joder, es que me rayo.- *Mandar audio.*
Llevaba un rato hablando con las chicas por nuestro grupo de whatsapp, no hablábamos de nada interesante, así que no me pareció mal comentar eso, llevaba comiéndome la cabeza por ello un buen rato. Tampoco es que tuviese mucho más qué hacer. Un poco patético.
Vi que María acababa de contestarme.- Pues sí tía. Me da que él es más de aquí que tú y que yo, tengo que revisar la fiabilidad de mis fuentes - me reí ante eso, tenía mucha razón - pero los otros dos sí que son andaluces, me atrevería a decir que de Sevilla, tienen el mismo acento que mi familia de allí. -
- Sí, Noa y yo le preguntamos a Jesús que de dónde eran, por el tema del acento y tal, y nos dijo que son de Sevilla. ¡Minipunto para ti, María! - *Audio de Olalla.*
Qué adorable, se notaba su sonrisa al terminar esa frase.
- Bueno chicas, muy bonito todo peeeeeero, ¿Habéis hecho los deberes de inglés? Para mí que ese hombre se ha equivocado con algunas traducciones, no sé cómo da esa asignatura, no tiene ni idea. - Dijo Noa, con más razón que un santo.
- Joder tía, ya ves, menos mal que se nos da bien, como le tuviésemos que hacer caso, no íbamos a saber hablar inglés en nuestras vidas. Su pronunciación es de el Manchester de Cuenca, mínimo. - comenté.
- Maaaaaadre mía, pensaba que me estaba volviendo loca, a mí no se me da tan bien como a vosotras, por eso no quería decir nada, pero hasta a mí me sonaba raro cada vez que hablaba. -
- Tranquila María, aquí tienes a tus ayudantes personales, tú hablas diez veces mejor que él. - La animó Olalla.
- Y ya es decir. - Se burló Noa.
- ¡Oye! Ya me pedirás que te cuente cotilleos, mala. -
- Jajajajaja haya paz amores. ¿Me ayudáis con lengua? No tengo ni idea de hacer el comentario... - les rogué.
Y así nos pasamos la tarde.
Quizá tardábamos más en hacer los deberes de esta forma, pero era más divertido, y encima nos ayudábamos entre nosotras.Se estaban pasando con la tarea, sólo llevábamos dos días de curso y ya estaba más que harta.
Por la noche, ayudé a mi hermana a elegir modelito para ir a no sé qué del trabajo, y estuve corrigiendo un trabajo de la uni de mi hermano - cosas que pasan cuando redactar se te da cinco veces mejor que a él - nos llevábamos bien, bueno... la mayor parte del tiempo, cuando no teníamos ganas de matarnos.
Cenamos todos juntos, mis padres incluídos, mientras charlábamos sobre la vuelta a la rutina y lo poco que nos gustaba a todos.
Todos los días parecían ser iguales, y aunque la vuelta a la rutina no había hecho más que empezar, ya estaba harta. Ojalá me pasasen cosas más interesantes.
Me quedé viendo un rato la tele, no conseguía dormir si no veía algún programa basura antes, y decidí que me ducharía por la mañana, aprovechando que no me tocaba lavarme el pelo.
Me apeteció escuchar un poco de música cuando me metí en la cama, y así lo hice.
Cerrar los ojos y pensar en mil cosas, era algo tan relajante como masoquista si tenías a Ed Sheeran cantándote al oído, pero me gustaba.
Cuando sentí que mis pensamientos perdían del todo su poco sentido, y que mis ojos no eran capaces de mantenerse abiertos, revisé las alarmas, dejé el móvil a un lado, y caí en un profundo y placentero sueño.
Placentero, hasta que el acento andaluz, dos gemelos, y Zaida, empezaron a entrometerse en ellos.
No entendía ni cómo ni por qué, maldito subconsciente, así que le quité todo tipo de importancia cuando el agua rodaba por todo mi cuerpo a la mañana siguiente, despejándome casi por completo.
- No me lo puedo creer. ¿Qué haces tú aquí tan pronto? - Comenté riendo, muy sorprendida.
María había llegado la primera, y no pude evitar desorinarme a ver las caras de estupefacción que tenían Noa y Olalla al llegar dos minutos después que yo.
- Que alguien me pellizque, esto no puede ser real. - Dijo Noa vacilando. -¡Au! Era broma. -
- Ah, pues no te rías tanto. Os dije que no iba a llegar tarde nunca más, y soy una chica de palabra. - Dijo María, orgullosa de sí misma.
- Bueno, bueno, bueno, habrá que verlo, que aún queda mucho curso, pero espero que así sea. - contestó Olalla.
Entramos a clase y nos sentamos, la profesora de lengua entró antes de que nos diese tiempo a cotillear sobre algún tema aleatorio, y tuve ganas de matarla cuando me tocó corregir el comentario, odiaba hablar en público, menos mal que me habían ayudado las chicas y no estaba del todo mal, de haberlo hecho yo sola, hubiese sido un desastre.
En el cambio de clase de segunda hora, Dani y Alfonso se acercaron a María y a mí para preguntarnos si habíamos buscado algo para el trabajo, y de paso decidimos presentarles a Noa y Olalla.
Eran tan simpáticos... ya me caían genial, gracias al cielo.
Jesús, Laura y Zaida no se separaban, aunque nos miraban todo el tiempo, y obviamente estaban hablando de nosotros, pero lo dejé pasar, me daba totalmente igual, las chicas ni siquiera se habían dado cuenta, así que ¿Por qué preocuparse?.
Dani y Alfonso, eran unos amores, y nos estábamos riendo un montón con ellos, no había necesidad de amargarse.
En el recreo también se vinieron con nosotras, parecía que nuestro grupo por fin se ampliaba, siempre había querido tener amigos chicos, quiero decir, me llevaba bien con mis compañeros, pero no les consideraba mis amigos, y esto me hacía mucha ilusión.
A última hora tocaba historia, y yo no podía estar más contenta, tocaba ponernos en grupo, así la hora se pasaría mucho más rápido.
- Oye, creo que deberíamos darnos los whatsapps, así podemos comentar cómo vamos con el trabajo, y esas cosas... - comentó Alfonso.
- Joder, es verdad, qué tontos somos, no sé cómo no nos los hemos dado antes. Luego creo un grupo y nos meto a todos.- Dijo María, con su predisposición natural de líder que yo tanto adoraba.
Pasamos la mitad de la hora hablando sobre el trabajo, y poniendo en común la información que habíamos encontrado, mientras que la otra mitad la dedicamos a charlar y a reírnos de estupideces, me sentía sorprendentemente cómoda con ellos, y me encantaba.
El camino de vuelta a casa se me hizo muy ameno, comentando con María lo genial que había resultado ser el día, y yo estaba más que feliz por ello.
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«Acércate porque te odio.» - Jesús y Tú - Gemeliers
Fanfiction______ es una chica de 17 años que acaba de volver a la rutina después de un verano bastante aceptable. Vive con sus padres, su hermano, y su hermana. Siente adoración por sus tres mejores amigas, de las que apenas se separa, y aunque la vuelta a l...