Capítulo cuatro.

4.7K 224 30
                                    

Al llegar a casa, comí con mis padres y mi hermano, mi hermana seguía en el trabajo, y después de un rato riéndonos con Los Simpsons y comentando las noticias, recogí, y me fui al salón.

Pasaba mucho tiempo en el salón.
Mis hermanos solían estar en sus habitaciones, y mis padres en la cocina, por lo que, de alguna manera, este se había convertido en mi territorio, mi rincón personal.

Me puse a ver la tele, y agradecí que no nos hubiesen mandado muchos deberes, porque me apetecía relajarme un rato.

Cuando sentí que se me cerraban los ojos, decidí que me echaría la siesta, así que, después de poner varias alarmas, y de pedirle a mi madre que me despertase dos horas después por si éstas no funcionaban, caí en un profundo y necesitado sueño.

...Pero, ¿Qué...? Me estaban gritando. Odiaba que me despertasen gritando, y todos en mi casa lo sabían, pero siempre hacían lo mismo.

- ¡______, QUE YA ES LA HORA! -.

- Joooooder macho, que ya estoy despierta, déjame. -

- Uy, hija, vale. Yo no sé para qué me pide que la despierte, si luego siempre... -

Ya estaba relatando por toda la casa, como siempre, odiaba que hiciese eso. Siempre le aconsejaba que se hiciese testigo de Jehová, predicar, desde luego, se le daba como a nadie.

Salí de la cama, fui al baño, me lavé la la cara, y volví a la habitación a por el móvil.

Antes de tirarme en el sofá - adoro hacer el vago - cerré las puertas del salón - no es que fuese muy grande, pero se conectaba con el resto de la casa mediante dos puertas diferentes, una daba a la entrada, y otra a un pasillo que conectaba todas las habitaciones, el baño, y la cocina - y encendí la tele.

Cuando por fin estuve cómoda, miré el móvil.

Me sorprendió mucho tener tantas notificaciones de whatsapp. Solía tener varias, pero era del grupo con las chicas, de alguna de ellas por individual, y de algún familiar o amigo a los que no viese normalmente, si eso.

Además, este año aún no teníamos grupo de clase. Qué raro.

En seguida me di cuenta de que la mayoría de notificaciones eran de un grupo nuevo, me reí al leer el nombre

- Hitler, su único huevo, y temas varios. -

Era taaaaaaan María.

- Ehhhhhh, ya ha llegado el alma del grupo, tranquilos, ya estoy aquí. - me apresuré a escribir.

- Bueno esta. - dijo rápido María.

- Hola. ¿Pero qué te creeeeees? Madre mía, por fin has salido de la piedra, María ha hecho el grupo hace mil horas. - dijo Dani, después.

- Bueno bueno bueno, relajarse, os veo alterados. No he hablado antes porque estaba durmiendo. -

- Marmota - me acusó Alfonso.

- Pff, ojalá, quién fuera marmota... -

Nos tiramos hablando un montón de rato, la conversación fluía de forma natural, y sobretodo muy divertida, cada vez me alegraba más de haberles conocido.

Comentamos con las chicas que, si seguíamos llevándonos todos así de bien, sería buena idea tener un grupo todos juntos.

Después de cenar, ducharme, y secarme el pelo, volví a mi posición natural a mi querido y adorado sofá.

A veces pensaba que llegaría a dejar mi forma marcada, como Homer... no me sorprendería.

Cogí el móvil de la mesa, y me puse algo nerviosa al ver de lo que hablaban en el grupo del trabajo de historia.

Dani: - Oye, aunque _____ lo lea después, porque está en la ducha, he pensado que a lo mejor adelantaríamos un montón del trabajo si quedásemos después del instituto en alguna casa. ¿No?. -

María: - Hombre, la verdad es que adelantaríamos más que en clase al tener portátiles para ir buscando y eso, y quizá es más cómodo porque nos vamos poniendo de acuerdo a medida que lo hacemos, quizá sí que es buena idea... -

Alfonso: - Sí, la verdad, sería mucho más fácil hacerlo juntos, y yo creo que quedaría mucho mejor, sería menos lío. -

María: - Yo creo que a _____ le parecerá bien. Pero... ¿En qué casa lo hacemos? En la mía y en la de ______ siempre hay un montón de gente, y es bastante incómodo... -

Dani: - A ver, yo lo decía porque sé que en mi casa somos menos porque mi hermano mayor no suele estar, mis padres por la tarde suelen estar trabajando, y bueno, Jesús no molestaría, pero además mañana ha quedado, o no sé qué, así que estaríamos nosotros solos, y tranquilos. -

Alfonso: - ¿Entonces, quedamos mañana? Por mí bien. -

María: - Por mí perfecto, también. -

______: - Hola babies. Pues bueno, si no es molestia, ningún problema, por mí bien, también. -

Dani: - Oleeeee. Pues perfecto, mañana quedamos en clase, que me vly a la camita. Buenas nocheeees. -

Alfonso: Sí, te vlas a la cama. Jajajaja Buenas noches, melón. Yo me voy a ir yendo también, hasta mañanaaaa.☺ -

María: - Bueno, pues mañana lo vemos. Buenas noches, chicos. -

______: - Perfecto entonces. Hasta mañana, que descanséis, Buenas nocheees.☺ -

Dejé el móvil, me tumbé boca arriba en el sofá, mirando al techo, y el sonido de la tele no era más que un murmullo lejano cuando me perdí en mis pensamientos...

Siempre me ponía nerviosa al conocer a gente nueva, ir a sitios desconocidos, y en general, al salir de mi zona de comfort, y sabía que era una tontería, pero no podía evitarlo.

Pensar que iría a la casa de Dani me ponía especialmente nerviosa, y no entendía muy bien por qué.

Mientras pensaba en Dani, en su casa... apareció la imagen de su hermano gemelo en mi mente, y la ansiedad que ya sentía aumentó levemente.

No podía juzgarle porque no le conocía, pero algo dentro de mí no me dejaba mirarle con buenos ojos. Tenía algo que no terminaba de convencerme, era más cuestión de intuición, que de otra cosa, no sé.

Decidí no darle importancia. Ya era mayorcita, y me había propuesto superar mis gilipolleces.

Iba a ir a casa de Dani a hacer el trabajo, y punto.

No tenía sueño, pero ya eran casi las dos de la mañana, en la tele no había nada interesante, y yo a las 6:30 tenía que estar en pie, así que decidí irme a la cama.

Revisé que la ropa que había elegido para el día siguiente estuviese en su sitio (mi madre tiene la maldita manía de tocar todo y colocarlo a su manera) y me metí en la cama.

No sé cuanto tardé en dormirme, pero, definitivamente, no fue tarea fácil.

«Acércate porque te odio.» - Jesús y Tú - GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora