«Acércate porque te odio.» - Jesús y Tú - Gemeliers

Capítulo veintidós.

Miércoles.

Ya quedaba menos para el viernes, y, bueno... eso era positivo.

Aunque tampoco evitó que odiase al mundo cuando la alarma sonó a las 6:14 a.m, haciéndome pensar automáticamente en la siesta... como siempre.

Seguí el ritual de todas las mañanas, y casi me ahogo al lavarme los dientes, porque María ya estaba abajo, esperando.

Ironías de la vida.

Me parecía perfecto que ya nunca llegase tarde, pero, lo de ser tan sumamente puntual, empezaba a asustarme.

- Hija, si son y diez. Llegamos de sobra. - Le dije a María, que me reprochaba haber llegado cinco minutos tarde.

- Pero hace frío, y bien que de mí os quejábais. -

- Cinco minutos de cortesía, María. En realidad, he llegado bien, no te rayes, mujer. - Dije, empezando a reírme.

- Ya ya... - respondió ella.

Llegamos al instituto, y saludamos a todos.

Las clases transcurrieron sin más.

Cada vez estábamos más en grupo en los cambios de clase, si es que eso era posible, y los chicos ya no eran “los nuevos”, eran parte de nuestra pandilla, y sentía que cada día les quería un poquito más... a todos.

-------------------------------------------------------------

- Oye, ______. - Esa voz...

Estaba concentrada recogiendo mis cosas para salir de clase, cuando sentí una mano tocando mi espalda, intentando captar mi atención...

Me giré con tranquilidad, y pregunté: - ¿Sí?. -

- ¿Ya habéis pensado si queréis que quedemos? Es que mi casa esta tarde se queda sola, y me gustaría terminar rápido el trabajo, para quitárnoslo de encima. - Dijo Zaida, tratándome como si hubiésemos sido casi amigas, de toda la vida.

- Pues mira, se lo pregunto a Jesús, y luego te digo. ¿Te importa darme tu whatsapp?. -

- No, no, para nada. -

- Toma.- Le cedí mi móvil.

- ¿A qué hora sería?. - Pregunté, mientras ella tecleaba.

- Puuuues... a la que mejor os venga, pero, por mí, a las 17:30... ¿Te parece?. -

- Perfecto. Deja que se lo comente a Jesús, y en nada, te digo. -

Todos estaban abajo esperándome, y me di toda la prisa que pude, porque ya eran las 14:16, y tenía que darle una respuesta a Zaida cuanto antes.

- Oye, Jesús. - dije, apoyando mi mano en su hombro.

La retiré cuando se giró, y el resto seguía a lo suyo. Ya empezaban a acostumbrarse a que Jesús y yo interactuásemos... poco a poco.

- Dime. - contestó, tranquilo.

Me puse a su lado, y comenzamos a caminar, un poco más atrás que nuestro grupo.

- Me ha dicho Zaida que si podemos quedar esta tarde a las 17:30 para hacer el trabajo de Lengua. ¿Quieres?. -

Frunció el ceño.

- Pero... si aún quedan como dos semanas para entregarlo, ¿no?. -

- Sí, pero me ha dicho que quiere terminarlo lo antes posible... no sé. - me encojí de hombros.

- ¿Tú vas?. -

- Pues hombre, te mentiría si dijese que quiero ir, pero si contamos con que también es mi trabajo, y que no me fío de ninguno de los dos... - Dije, siendo totalmente sincera, pero con un tono para nada serio, riéndome.