Capítulo treinta.

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- Gemelo Asqueroso: ¿Te pasa algo?. -

- No. ¿Por qué?. Eres el segundo que me lo pregunta.😪 -

- Gemelo Asqueroso: No sé. Te noto muy sosilla.😝 -

Y esto es lo que te pasa cuando no te callas ni debajo del agua. Cuando hablas un poco menos de lo normal, todo el mundo cree que algo no va bien.

Tampoco es que estuviesen muy equivocados.

- Pues nooooop. - quise sonar algo alegre.  - estoy bien, thanks. ¿Tú qué tal?. -

- Gemelo Asqueroso: Muuuuuy bien. -

- Me alegro.😊 -

Dios santo. Qué necesidad había de tener esta conversación de besugos.

- Gemelo Asqueroso: ¿Ves cómo estás muy sosa?. -

Acabo de darme cuenta de que me gustas, y me da miedo abrir la boca y que se me escape en algún momento, o que se me note más de lo que debería, pero tú sigue llamándome sosa, que ayuda mucho.

- Que no.😑 A ver, cuéntame... ¿Qué vas a hacer esta tarde?. -

Por preguntar algo. Y no sé para qué lo hice.

- Gemelo Asqueroso: Voy a quedar con Bea.☺️ -

Espera... ¿Qué mierdas?.

- ¿No ibais a quedar este finde?. - pregunté, curiosa, mientras sentía que quería comenzar a romper cosas... muchas cosas.

Pero me contuve.

Esto del amor estaba haciendo de mí un monstruo.

- Gemelo Asqueroso: Puede. Depende de si me quedo con ganas de repetir. 😂😏 -

Demasiada información.

- Ams. - contesté. Sabía que necesitaba ser más discreta, pero no me apetecía esforzarme.

- Gemelo Asqueroso: ______, en serio, ¿Estás enfadada o algo?. -

- Que noooo. En fin. Me voy a dormir un rato, que estoy muerta. Que te diviertas. -

- Gemelo Asqueroso: Chao fea, un beso. -

No volví a contestarle, y os mentiría si os dijese que pegué ojo durante las dos siguientes horas que pasé compadeciéndome de mí misma tapada hasta el cuero cabelludo con mi plumón.

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- Tienes que pensar en otras cosas. Como hacías cuando no sabías que te gustaba, no puedes centrar tu vida en esto... - dijo sabiamente Marta.

Llevábamos diez minutos hablando por teléfono, y yo solo había estado quejándome.

- Lo sé, lo siento. Es sólo que es como la novedad y no consigo sacármelo de la cabeza. Pero bueno, cambiemos de tema. ¿Al final vienes este finde?. -

Hacía dos semanas las dos nos enteramos de que quizá vendría a visitarme, y yo no podía tener más ganas.

Las chicas la conocían de una de las veces que había estado en casa, y les caía genial.

«Acércate porque te odio.» - Jesús y Tú - GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora