Capítulo veintiocho.

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Ha pasado ya casi un mes y medio desde que Hugo y Alfonso decidieron contarnos su "secreto".

Aparentemente, nada ha cambiado demasiado por aquí.

Hugo volvió a Sevilla, y le echo muchísimo de menos. Estamos todo el día pegados a whatsapp, y, a pesar de la distancia, él y Alfonso siguen... conociéndose.

Marta y Dani, más de lo mismo. Existe un tonteo obvio entre ambos que a Marta le cuesta admitir, y yo me he fijado en que Dani ya no hace ni caso a las chicas del instituto, en cambio, siempre anda preguntándome por mi mejor amiga... curioso, ¿No?.😏

Con las chicas todo va perfecto, y no entiendo cómo puedo tener tanta suerte de haber encontrado a gente tan increíble que me quiera tanto, y tan bien, igual que yo a ellas.

En casa todo sigue igual, mantengo una relación amor - odio con todos los miembros de mi familia, como siempre, supongo.

La verdad, es que no podía quejarme.

Y os preguntaréis... ¿Qué pasa con Jesús?.

Bueno, para poder contaros con precisión lo que pasa con Jesús, tenemos que remontarnos a hace apenas unas horas...

[Flashback]

Estaba en clase, perdida en mi mundo, quizá en mi imaginación pocas cosas fuesen reales, pero eran mucho más interesantes que las subordinadas adverbiales que un compañero estaba corrigiendo en la pizarra, sin duda.

Oí que alguien chistaba, y, por curiosidad, me giré.

Vi como una chica que se sentaba casi en la otra punta de clase, intentaba hacerle llegar una notita de papel a Jesús, mientras le sonreía con ganas.

Fruncí el ceño, y miré aún más interesada la escena.

Quizá debería disimular, pero estaba demasiado concentrada como para preocuparme por eso.

Cuando por fin Jesús abrió el papel, no pude evitar analizar su rostro al milímetro, y, por motivos que en ese momento desconocía, no me sentía del todo bien al respecto.

Una sonrisa picarona se había apoderado de su rostro, y miraba a la chica divertido, mientras negaba con la cabeza y se colocaba el tupé.

Le conocía.

Esto no me estaba gustando, y no comprendía mis ganas de arrancarle todos los pelos de la cabeza, uno a uno, a esa chica que acababa de decirle algo que aún desconocía al que ya consideraba mi amigo.

Volví a mirar a la chica, que se mordía el labio en un intento cutre de seducirle.

Idiota.

¿En serio creía que los trucos absurdos para conquistar al amor de tu vida que aparecían en todas las comedias románticas de Hollywood podrían surgir efecto?.

Yo esperaba que no.

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- ¿Y qué ponía en la nota?. - preguntó Laura, con interés.

Estábamos todos en el patio, formando un círculo casi perfecto, y escuchábamos atentamente lo que tenía que contarnos Jesús.

«Acércate porque te odio.» - Jesús y Tú - GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora