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-El secretario Donald- me tendió una carpeta color manila- Está tratando de hablar con los subsecretarios de la casa blanca para poder ejecutar y atrapar a mis hombres- mencionó mientras exhalaba el cigarrillo que tenía entre sus labios- Alguien estuvo infiltrado hace unos meses-

-¿Robert?- Cuestione- El muy idiota se veía bastante refinado como para siquiera tomar un par de sacos que segregaban sangre- bufé- Es increíble que no te dieras cuenta-

-Aveces soy estúpido- soltó una espesa nube con olor a tabaco- Olvidas que siempre contratamos a personas más inteligentes que nosotros- habló con la vista perdida en el puente Bampo- No por algo el señor Elton Most lo hace, o incluso el señor Bill Gates-

-Dinero limpio-

-Pero no del todo- comentó- No te has preguntado porque siempre te cuestionan sobre tu fecha de nacimiento o intereses cada que abres tu puto perfil- soltó una risa ironica- La diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos venden a las personas dentro del marco legal, y nosotros… - encogió los hombros- ¡Bah!- arrojó la colilla de cigarrillo al piso- Nada que no sepas-

La noche había caído en la capital desde hace un par de horas, mi padre me había enviado para reunirme con Tabber, el único Ruso en el que confiaba, además de que si no sabías como tratar con él podrías terminar en alguna de sus propiedades con otro par de sujetos siendo la cena  del par de tigres vengala que tenía como mascotas. Extravagante como su personalidad y vestimenta, pues aunque la mayoría de las personas que se encontraban en el clan o triadas de los alrededores siempre portaban un traje a la medida con un pequeño pañuelo blanco, no todos vestían de trajes y zapatos brillantes ya que algunos usaban chalecos, gabardinas e inclusive hoodies. 

Pero regresando a Tabber, el sujeto se vestía con colores brillantes como el rojo o el verde esmeralda, cadenas, brazaletes y relojes de color dorado que parecian ser pulidos con Zuma delicadeza cada vez que los miraba de cerca.

-¿Cuál es el punto?- hablé cortante- Necesitas que Donald..-

-Desaparezca- comentó firme y sin rodeos- El muy estúpido no acepto un trato con nosotros y desea extraer al clan- me miró- ¿Puedes hacerlo?-

-Claro que puedo- comenté algo ofendido ante la pregunta- por si no lo sabes idiota- golpeé ligermente su cabeza- Soy bueno en esto, pero ¿Lo sabe mi padre?-

Miró de nuevo en dirección al río para después guardar silencio, y en esta ocasión sacar un puro del interior de su chaqueta, lo encendió  y volvió a repetir la acción anterior para tenderme un puro idéntico al suyo.

-No fumo estas porquerias- examiné aquel objeto- Pero lo tomaré, tal vez algún día lo necesite-

-Necesito este favor- habló- No solo liquidó gente por liquidar, se llevaron a Carlos, el mexicano que había estado conmigo desde que comenzó este negocio y..- El olor del puro inundó el espacio entre nosotros- Ya no está, ni podremos recuperarlo. Los hijos de puta lo mataron-

Guardé el puro en mi chaqueta, y presté toda mi atención al sobre que minutos atrás me había dado, adentro se encontraban un par de fotografías de lugares que el tipo blanco frecuentaba, fotos familiares, escrituras de algunos lugares que le pertenecian, actas de matrimonios porque claro, no podía solo tener una esposa, datos básicos que venían impresos en una ficha de identidad y finalmente una fotografía del tamaño de una postal.

Sujeto de tez blanca, rubio, con traje azul y una sonrisa que gritaba ser el mejor en su puesto mientras alardeaba de su excelente trabajo como secretario y mano derecha del presidente.

-Lo haré, pero no quiero tu estúpido dinero- tomé la foto de aquel hombre y le tendí la carpeta de vuelta- Sino un favor- lo miré- No ahora o en un par de días, simplemente guárdalo;  yo te lo pediré cuando lo necesite-

Bad MessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora