Capítulo 38

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Aviso importante:

En este capítulo se abarcará un poco el pasado de Adael así que como imaginarán habrán unas pocas escenas un poco feas. Pero no serán muchas.

Comencemos.

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La amistad de Aokiji y Adael siempre le había resultado interesante y un poco graciosa.

Desde la primera conversación supo que lo que esos dos tenían era algo..especial, como mínimo.

_ Qué necesitas? -preguntó el entonces Vicealmirante, mirando con pereza al chico.

_ Estoy montando una Asociación para desganados -dijo Adael, como si eso lo explicara todo.

_ Sin ánimo de lucro?

_ Sin ánimo de nada.

_ Mmm..Vale, apúntame -dijo el hombre, recostándose nuevamente en el suelo.

_ Apúntate tú -respondió el chico, tumbándose a su lado.

_ Soy el Vicealmirante Aokiji, futuro Almirante. Puedes llamarme Kuzan.

_ Bellator D. Adael. Contraalmirante recién graduado y futuro dolor de cabeza. Llámame Adael.

Rocinante lo había estado observando todo desde un costado. En ese momento no había sabido si llorar o reír cuando vió a su nuevo amigo y a uno de sus superiores más famosos teniendo una amigable conversación que no tenía sentido para nadie más a parte de ellos.

Mientras más pasaba el tiempo más se daba cuenta de cuán peculiar era esa relación exactamente.

Ambos parecían tener una amistad indiferente. No sabían los pasados del otro, no conocían los problemas o penurias a los que se enfrentaban y parecían no importarles.

Y sin embargo cada vez que se encontraban, era como si nunca se hubieran separado. Como si ya supieran todo sin decir nada.

Rocinante tenía que admitir, por mucho que lo avergonzara, que le había tomado años darse cuenta quién era Aokiji para Adael.

No fue completamente su culpa en realidad. El Almirante siempre le había parecido demasiado vago, demasiado desinteresado de todo exepto en lanzarle piropos, lo cual no hacía sino empeorar su primera impresión. Francamente no entendía qué era lo que Adael consideraba tan especial.

_ De verdad me estás llamando vago porque le he pedido a Adael que venga él a verme? -el Den Den Mushi tenía una expresión de auténtica confusión.

_ Es Adael el que está en el hospital, Aokiji -respondió bruscamente tratando de conservar la paciencia.

_ La misma distancia hay.

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_ Oye, es impresión mía o somos almas gemelas? -dijo el hombre desde la silla donde segundos antes había estado supuestamente dormido.

_ Es impresión tuya -dijo Rossi de forma indiferente mientras ignoraba los gestos dramáticos de corazones rotos.

Fué después de una batalla que logró notar algo más.

El hombre había estado durmiendo como si nada a un costado del lugar cuando en un momento determinado, Adael estuvo a punto de ser apuñalado debido a que se distrajo al ayudar a uno de sus subordinados.

Sacrificando mi futuro, cambiaré su pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora